
Hablar de esto hoy parece casi un imposible. Nuestra sociedad se rige por criterios absolutamente egoístas, que vienen del mundo de la empresa, la ganancia, donde parece que solo vale la pena aquello que es productivo. Sin embargo, si Dios hubiera tenido ese criterio, nadie podríamos habernos presentado en su presencia. Dios ha venido a buscar al que no sirve, al pecador, al que parece que no tiene nada, al necesitado, al pobre.
El 15 de noviembre celebramos el Día de la Iglesia Diocesana. Pincha aquí donde te dejo mi mensaje y más información. Dios nos espera en estos pequeños actos de generosidad.
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