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martes, 30 de junio de 2015
EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER
EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN. «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos! (Evangelio del día). En la vida se nos presenta muchas "tormentas" que nos desestabilizan; entre la enfermedad y la indigencia – que están muy claras–, está el pecado. Hay que reconocer que algunos pecados te resultan "agradables", pero deja un poso de insatisfacción y decepción muy grande. Cuando vienen estos momentos de "tormenta" solemos acudir al Señor o, al menos, deberíamos acudir al Señor, porque, no hay que olvidar, que Jesús "está montado" en la "barca" (del problema). Si somos conscientes que Jesús viene con nosotros, en esa "barca" que zozobra, en nuestra "tormenta", la cosa cambia. Ya no hay enfermedad, desgracia, adversidad, indigencia ¡y pecado! que podamos decir que lo vivimos solos. Es verdad que Jesús te va a decir: «¡Cobardes! ¡Qué poca fe!», pero también es verdad que "increpará a los vientos" y vendrá la "calma". Ante esto, lo único que nos queda decir es: "Señor creo, pero aumenta mi fe" y nos admiremos que «¡Hasta el viento y el agua le obedecen!». Esto lo vivimos cada día, pero la cerrazón de nuestra mente y nuestro corazón nos impide apreciarlo, por ello, se requiere que "espabilemos" y nos quitemos tantos "pájaros" y dudas que se nos acumulan en la vida y que ocultan la presencia de Jesús en nuestra historia. Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío. Inmaculado Corazón de María, sé la salvación mía. Santa María del Camino, ruega por nosotros.
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