Debo reconocer públicamente que en este artículo hablo no desde el conocimiento profundo sino de haber compartido en un momento de mi vida, las causalidades de Dios, algunos hechos significativos con la persona a la cual va dirigida estas humildes palabras.
Sé, porque así me lo han refrendado muchos y por los hechos de los cuales voy a escribir, que D. Manuel Muñoz Natera es un cristiano, un cofrade, de los que valen mucho la pena, de los que llevan a Cristo en el alma y ejercen como discípulo suyo por medio del apostolado que nos une a todos los que amamos a la Hermandades y Cofradías como un instrumento necesario de la Santa Madre Iglesia.
Soy originario de San Fernando y cofrade desde antes de nacer. He vivido con intensidad este valioso carisma durante gran parte de mi juventud hasta los primeros años de la madurez ostentado varias responsabilidades durante más de una década consecutiva en mi Hermandad de Los Estudiantes de La Isla. Desde que hace cinco años abandonara la Junta de Gobierno me he retirado del día a día de la misma aunque siempre seré de Afligidos a la que llevo prendida a fuego en los más recóndito de mi corazón.
Soy cofrade y me enorgullezco de ello aunque viva este particular particular apostolado desde otro prisma como es el de articulista de opinión en varios medios de comunicación.
Me remonto a 2010 cuando el entonces gobierno de Rodríguez Zapatero aprobó la Ley del Aborto también llamada "Ley Aído" por ser la ministra gaditana quien tuviera ese "honroso" y horroroso papel.
Siempre he sido un preclaro defensor de la vida que es una inquietud, como muchas, que comparto con mi mujer. Sobre el mes de junio se pusieron en contacto amigos para que organizara la "Velada por la Vida" en Jerez de la Frontera y encomendando tal misión a Cristo nos pusimos manos a la obra.
Ni que decir tiene que por parte del Ayuntamiento gobernado por entonces por Pilar Sánchez, de infausto recuerdo, todo fueron trabas prohibiéndonos incluso que pudiéramos utilizar algún tipo de megafonía.
Decidimos convocarla para el domingo 4 de julio en la céntrica Plaza del Arenal.
Pero esta convocatoria debía de serlo de toda la ciudad, de todos los estamentos, de las personas de buena voluntad.
Se hizo una auténtica cadena donde unos iban comprometiendo a otros para dar la cara y defender la vida del no nacido y puedo decir que todos los estamentos se hicieron eco de este importante y necesario acontecimiento.
Cómo cofrade que soy sabía que tenía que contactar con las Hermandades y Cofradías de Jerez de la Frontera por la importancia que tienen por ser un auténtico motor de religiosidad, de devoción y de fe. El Padre Juan Jacinto del Castillo, por entonces director espiritual de la Unión de Hermandades y párroco de Las Viñas, me dio el teléfono del entonces presidente que no era otro que D. Manuel Muñoz Natera.
En cuanto lo llamé, me identifiqué, y le hice partícipe de lo que proyectábamos hacer para defender la vida se puso a mi entera disposición y me comentó que él junto a otros miembros de la jerezana Unión de Hermandades y cofrades de esta noble ciudad se habían desplazado a importantes manifestaciones convocadas por la Santa Madre Iglesia. Me hizo ver que no me preocupara por nada que el día 4 de julio una amplia representación de las Hermandades y Cofradías jerezanas estarían en la Plaza del Arenal para defender la Vida.
A las nueve de la noche del domingo 4 de julio de 2010 no cabía un alma en la Plaza del Arenal a pesar de bochornoso calor que hacía. Congregar a 1500 personas en pleno verano en Jerez de la Frontera es un auténtico éxito del que hay que dar gracias a Dios así como a las personas que se implicaron para que saliese tal iniciativa adelante.
La Unión de Hermandades de Jerez estaba al completo con D. Manuel Muñoz Natera a la cabeza junto a innumerables cofrades que representaban a todas y cada una de las hermandades jerezanas.
Fue precisamente D. Manuel Muñoz Natera quien empezó a leer el manifiesto en defensa a la Vida al cual se unieron todos los allí congregados en una lectura coral que rompió el silencio que nos querían imponer los que tanto miedo tienen a la verdadera democracia. Nos prohibieron megáfonos y altavoces aunque no leer en voz alta y no os podéis ni imaginar lo alto y claro que suenan 1500 voces leyendo al unísono.
Con el pasar del tiempo me lo encontraba por el obispado porque en esa fecha nosotros éramos más asiduos a los actos que allí se organizaban como otros pues no unía cierto grado de amistad con Monseñor D. Juan del Río por entonces Obispo de Asidonia-Jerez y hoy Arzobispo Castrense.
Mi enfermedad me dejó ciertamente diezmado y hizo que casi desapareciera del mapa y por los periódicos supe que D. Manuel dejó de ser presidente de la Unión de Hermandades. No valoro ni las causas ni el por qué por respeto y absoluto desconocimiento aunque sé, y lo digo sin ambages, que el apostolado cofrade de Jerez de la Frontera perdió a un cristiano de los que no hay engaños y que siempre estaba dispuesto a todo con una actitud de servicio a todos.
Hace unos días me entero que este admirado cofrade ha sido elegido Hermano Mayor de su Hermandad de la Sagrada Cena y este hecho me produjo una gran alegría pues sé que seguirá realizando un incalculable servicio a Dios y a la Santa Madre Iglesia por medio de esta señera Cofradía que realiza su Estación de Penitencia el Lunes Santo y que por eso mismo no la conozco en la calle pues yo como él, aunque en lugares diferentes, también soy cofrade del mismo día de la semana donde se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Sirvan estas palabras como mi pequeño homenaje a la figura del cristiano, del cofrade, del caballero, de una persona de bien como D. Manuel Muñoz Natera al que le agradezco públicamente su testimonio de vida que es el mejor y mayor mensaje que podemos ofrecer los que seguimos los pasos de Jesús y su transgresor mensaje de Amor rotundo y absoluto.
Con mi admiración personal junto a un fraternal abrazo,
Jesús Rodríguez Arias
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