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viernes, 26 de junio de 2015
EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER
EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN. «Señor, si quieres, puedes limpiarme.» (Evangelio del día). Me parece que pasamos muchas veces por la vida mirando para otro lado, algo "despistado" y no nos damos cuenta de la necesidad que tenemos de Dios. Jesús viene a ponerte hoy en el lugar del leproso. ¿Quién no tiene alguna enfermedad, dolencia o preocupación? Algunos casos insolubles o difíciles y que, al menos, hemos buscado distintas soluciones pero no damos "con la tecla". Hoy el Señor es muy claro: «Yo quiero "limpiarte", pero necesito que me lo pidas». ¿Y porqué si Dios, que es tan bueno y conoces mis necesidades, deficiencias, debilidades y pecados, no podría curarme, ayudarme o perdonarme sin que se lo pida? ¡Claro que podría hacerlo!, pero quiere que tú también te "abajes", que apartes tu "autosuficiencia", tu "orgullo", tu "vanidad", tu "prepotencia", en definitiva, que te sientas "pobre, necesitado e indefenso". Y, no sólo te cura, sino que te limpia de todo aquello que dificulta tu reconocimiento de ser hijo de Dios. Hay una pequeña condición: el leproso "se arrodilló". Pues que nosotros, dados a rezar, a pedirle al Señor. a hablar de Jesús, a creernos buenos cristianos (que no dudo lo seamos), a evangelizar y veinte cosas más por el Reinado del Dios quizás nos falte "arrodillarnos", pero no como señal de sumisión, sino como señal de pobreza y de súplica al Señor. Santa María, Maestra de humildad, ruega por nosotros. Un epílogo: «Le dijo: Quiero, queda limpio!»
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