martes, 23 de junio de 2015

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ A ANTONIO SIGLER

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN. «¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.» (Evangelio del día). Vista esta forma de plantear así la vida de la fe, en una primera apreciación, no es para seguirla mucho. Pero lo fundamental, lo nuclear, el destino; no es el camino, sino que este "lleva a la vida". ¿Podría Dios haber puesto un camino más fácil? Sí, pero no nos tendríamos que "descostrar" de lo que se nos apega, no soltaríamos la mochila de todo lo innecesario que cargamos (y que, paradoja, consideramos imprescindible), no podríamos hacer un camino de soledad y silencio (porque no cabe la "peña"). A veces nos cansamos de recorrer este camino porque aligerarnos poco la "carga" o porque nos dejamos llevar por la pereza que nos relentiza el andar. Y nos resulta harto difícil alcanzar la meta. Pero lo que nos tiene que animar es estar en el camino. Y si Dios viene a llamarte que te encuentre en este camino y, aunque no hayas llagado a la meta, ¿el camino no es la propia meta para ti en ese momento? Si estas en sintonía con Él, Dios completará lo que te falte. Pues animados porque de esta andadura ya tenemos muchos testigos y hay muchos cristianos que quieren recorrerla, nos ponemos –y proponemos– ha hacerla sabiendo que, al final, Cristo nos espera. Santa María del Camino, ruega por nosotros.

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