sábado, 4 de abril de 2015

* DESDE VILLALUENGA: DOLORES EN SU SOLEDAD.



El silencio es aun más rotundo en Villaluenga del Rosario porque no es de sosiego sino de desesperanza porque Jesús ha muerto y su Cuerpo herido y martirizado descansa en la Ermita del Calvario.

El Caíllo está llorando,
pues la pena le ahoga,
Jesús se ha entregado,
para redimir nuestra soga.

El Viernes Santo en Villaluenga del Rosario es un día rotundo donde las fuerzas se exprimen a más no poder. Ahora los hombros de esos corazones grandes que han portado a Jesús Nazareno que solitario subió esta mañana al Calvario, a Cristo Muerto y a nuestra Madre de los Dolores que esta noche también lo ha sido en su extrema y desgarradora Soledad.

Después de los oficios salía por la puerta de la Iglesia de San Miguel Arcángel la impresionante y austera urna que contenía el tesoro mayor y mejor guardado: El Cuerpo martirizado y malherido de Jesús que con su color mortecino nos adentraba a todos en el significado y la penumbra de la muerte. 

¿Cuantos hombres y mujeres que son discípulo del Nazareno mueren todos los días martirizados por creer y ser de Cristo? ¿Cuántos encuentran la Salvación muriendo como cristianos perseguidos?

Al salir la Madre de los Dolores, a la puerta del Casino, la voz potente de Maica desgarró el silencio y entonando una saeta le dio el pésame por al muerte de Su Hijo que estaba de cuerpo presente.

Procesión lenta, sencilla, humilde, llena de fe que se iba encaminando hacia el Calvario donde sería depositado Cristo Yacente, Jesús Muerto. Cómo un acto de Piedad Popular estuvieron muy presentes en nuestras oraciones y recuerdos aquellos hijos de nuestro bendito pueblo que beben el agua del sufrimiento y la enfermedad postrados en la cama de un hospital o en lecho del padecer en sus propios hogares, de esas personas que los acompañan sacrificando su vida por quienes la sacrificaron tantas veces por nosotros.

Me retiré de la procesión porque necesitaba subir mi propio calvario en soledad, rezando, meditando, haciendo mías las Palabras de Jesús, de ese Cristo que mis hermanos traían sobre sus desgastados hombros y que ha muerto por mí, por ti, por todos...

Y en mis pensamientos, en la oración profunda que me alejó incluso de donde me hallaba sentí como el Señor me decía al corazón: ¡He muerto por Amor! ¡Haz tu lo mismo por los demás!

Porque morir no es dejar de vivir, ni de respirar, ni que se te pare el corazón, ni ser enterrado aquí o allá sino que es olvidarte de ti hasta el extremo entregando tu vida por tus hermanos que nunca olvidemos son los que te quieren o te maldicen.

Abrí los ojos y desperté de mi particular meditación cuando me encontré como el cortejo fúnebre subía sin prisas ni pausas la larga y dificultosa cuesta que lleva al Calvario.

Que Cristo ha muerto,
Su Madre lo acompaña,
y con mi dolor no acierto,
a sentir cuanto me Amas.

La Ermita del Calvario,
abre sus puertas a Cristo,
para ser depositado,
y descanse de sus enemigos.

La Virgen de los Dolores,
en su infinita Soledad,
deja al Amor de los Amores,
para que descanse en Paz.

María despide a Su Bendito Hijo entre lágrimas de Madre, entre el desgarrado suplicio, de ver a quien tanto ha querido desgarrado y maltratado. No puede comprender cómo haciendo tanto Bien ha sido castigado de esta manera, no atisba a entender que habiendo dado tanto Amor, Perdón, Misericordia, sanar tantos cuerpos y espíritus destrozados por el mal hayan podido acabar de forma tan sangrante, con tanto odio e impiedad.

No puede comprender que el fin justifica los medios aunque Jesús si sabía que el alto fin que tenía encomendado si comprendía los medios con los que fue ajusticiado porque estaba en juego la salvación de todos y cada uno de nosotros, de la Humanidad.

Poco a poco María Dolorosa va camino de su pueblo porque quieren llorar en soledad en las puertas de su casa que para todos es el Templo.

Penar y lágrimas de Madre,
el puñal atravesó su corazón,
y en el Templo esta tarde,
llorar sin consuelo se escuchó.

Los exhaustos cargadores, cada uno lleva su propia cruz a la espalda, se refrescaban y reponían fuerzas pues tan solo dentro de unas horas tenían que volver a meter el cuello porque La Soledad de María que no puede ni tiene consuelo, necesitaba salir a compartir su tristeza y orfandad por las calles de su pueblo.

Diez de la noche, la Alameda presentaba un ambiente de cálida familiaridad donde las terrazas del bar Alameda y el Casino estaban hasta los topes.

Poco después salía María que es Dolores en Soledad y la garganta de Maica rompió su llanto donde una saeta volvió a mostrarle a la Virgen morena nuestra aflicción por la muerte del que más ha querido. 

Minutos tan solo fueron,
y a todos nos supo a gloria,
de corazón se dijeron,
oraciones cantadas a la memoria.

Madre que Tu Hijo ha muerto,
y no podemos olvidarlo,
a quien todo lo hizo bueno,
quien no es capaz de amarlo.

Los hijos del pueblo la llevaban y María se encaminaba calle Real hacia arriba. Su figura preciosa y elegante aparecía destrozada y no podía caminar quien entre todos caminaba gracias a los hombros de tus hijos que sacando fuerzas de auténticas flaquezas hacían que Villaluenga se envolviera del negro y tenebroso luto de muerte.

Familias enteras en silencio amargo, en silencio orante, en silencio de desgarro. El pueblo echado a la calle para no dejar sola a la Soledad. No ha podido tener Juande mayor regalo de cumpleaños que el portar a Jesús y a María en fecha tan importante y señalada.

La luna te ilumina,
a la que es Luz en la oscuridad,
el negro cielo te mima,
para que a ti no te pase ná.

Impresionante al llegar a la empinada cuesta de la calle José Pérez que solo los que la han subido son capaces de darse cuenta de la dificultad que tiene. De un tirón subieron a María sus hijos cargadores porque la fuerza no es cosa de nosotros sino de Ella que nos acoge en sus brazos y nos lleva entre algodones. ¡Qué fuerza de voluntad! ¡Qué Fe me habéis demostrados mis queridos hermanos que hoy habéis portado en vuestros hombros a Dolores que ahora es Soledad aunque siempre es María!

La recogida impresionante, única y si Dios así lo quiere repetible. Esfuerzo en el Amor que sienten sus hijos para con su Madre. Dificultades solventadas a fuerza de fe, perseverancia y amor a las tradiciones más puras y auténticas de nuestro bendito pueblo.

¿Qué faltó las palabras orantes, el silencio meditativo o el rezo de unas preces al terminar la procesión por parte de un sacerdote? Pues sí, ¿para que negarlo? ¿Que se ha echado en falta su presencia? ¡Pues también! Pero aunque necesario ante el Amor derramado por Jesús Nazareno o Muerto y del corazón bendito de María de los Dolores y también en su Soledad compensa todo, perdona todo y lo olvida todo pues al final todo "eso" se queda en anecdótico pues lo importante es lo importante y eso nadie se lo puede quitar a este bendito pueblo resguardado por el Caíllo habitado por gente noble, sencilla, humilde y de un corazón que quita el sentío y del que estoy perdidamente enamorado. Al final la fe son gestos de Amor como es escondido beso que Gabriel depositó en su Manto antes de despedirse de Ella mientras las lágrimas bajaban engradeciendo su mirada y su noble corazón.

Ya María descansa en su inmensa Soledad. Está triste aunque tranquila porque sabe que Dios nunca nos abandona. Ha perdido a Su Hijo que descansa su Cuerpo en su particular Ermita y aunque Dolorosa y desconsolada cuando se estaba recogiendo pude atisbar una sonrisa en sus labios porque un año más ha vuelto ha sentir el Amor de sus hijos, de los hijos de Villaluenga.

Dios te Salve María, la Llena de Gracia...

Gracias mis queridos hermanos por vuestro testimonio de fe, de Amor a Cristo, a María y a nuestro bendito y glorioso pueblo de Villaluenga del Rosario.

Recibid un fraternal abrazo,

Jesús Rodríguez Arias

Oficios Viernes Santo




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