Patrona de Irlanda
El rey de Leinster era conocido por su avaricia y poca ayuda para los pobres, de hecho...
Por: Redacción | Fuente: centroaletti.com / otros
Cuenta la leyenda que el rey de Leinster era conocido por su avaricia y poca ayuda para los pobres, de hecho ni siquiera Santa Brígida era capaz de hacerle contribuir de forma respetable con las necesidades de los menesterosos.
Cierto día, la Santa tuvo una idea para que escarmentara por su codicia, así se dirigió al rey solicitándole que le concediera la tierra que pudiera cubrir su capa. A pesar de sus recelos, para zafarse de la cuestión terminó por consentir.
En ese momento, todos estaban situados sobre el punto más alto de Curragh, por lo que solicitó a cuatro de sus hermanas que extendieran bien abierta su capa sobre la hierba. Tomaron la prenda, y en vez de tenderla sobre la hierba, cada una de ellas comenzó a correr velozmente hacia el norte, sur, este y oeste, extendiendo la capa a voluntad del viento en todas direcciones.
Otras damas, cuando los límites aumentaron, aferraron partes de la capa para que mantuviera una forma más o menos regular, y siguieron estirándola y estirándola. El manto creció de inmediato y comenzó a cubrir muchas hectáreas de tierra.
El rey consternado preguntó a Santa Brígida qué estaba ocurriendo. La Santa le dirigió una de sus miradas más duras y le contestó que estaba cubriendo con su capa todo su territorio, para castigarle por su inmensa mezquindad.
El rey cayó al suelo y se arrodilló ante ella y le prometió Brígida y sus hermanas dinero, alimentos y suministros. Poco después, el rey se convirtió al cristianismo y comenzó a ayudar a los pobres y puso en marcha la construcción del convento.
Cuenta la leyenda que el convento fue reconocido por hacer mermelada de los arándanos locales y pronto comenzaron a solicitarla desde toda Irlanda. Así comenzó la tradición, entre los devotos de Santa Brígida, de comer mermelada el 1 de febrero en honor de este milagro.
Imagen:
Santa Brígida en la Capilla del Pontificio Colegio Irlandés de Roma
Santa Brígida está representada con la iglesia de Kildare en llamas. Gracias a ella, el fuego del paganismo que ardía en este lugar es sustituido con el fuego de la de Pascua de Cristo. La imagen de la encina está ligada a la de la zarza ardiente, pues está cerca el sagrario. A través del fuego se abre una riquísima simbología: la Virgen que genera el cuerpo de Cristo es esta zarza ardiente, el pan se convierte en el cuerpo de Cristo es esta zarza ardiente, la Iglesia misma es esta zarza ardiente. En el mosaico vemos a santa Brígida mientras extiende el manto para conquistar la tierra a fin de fundar su monasterio.
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