Como
sigo siendo una persona refranera, nada mejor que poner un titulo, relacionado
con el tema del día, que sea un refrán. Y comenzando a echar la vista atrás, uno se da
cuenta de la cantidad de personas con la que nos hemos cruzado en la vida
mirando, ya que algunos andamos dentro de la mitad de la esperanza de vida
actual, y viendo esto como algo positivo, que si el cumplir años tiene algo muy
bueno es poder mirar para atrás y ver las cosas con una calma radical que ayuda
mucho a reírse y tomarse la vida actual con más calma todavía.
No
sé si a todo el mundo le pasará como a mí, bueno sí lo sé: a todo el mundo no
le pasa, y aunque se comenta y se rumorea que “Dios los cría y ellos se
juntan”, a mi me gusta que dentro del “ajuntamiento” haya un proceso de
selección y no natural precisamente, aquí no me vale la teoría de Darwin.
A
veces tenemos personas cerca, pero hasta que un día no hay como un “click”
pasan desapercibidas en nuestra vida y de repente surge la oportunidad, te
tropiezas y como en “Casablanca” es el principio de una gran amistad.
A
mí eso me ocurre muy habitualmente, cuando conozco a una persona con la que me
cruzo todos los días ya se va formando en mi una especie de
reconocimiento-acogida porque parece que mi antena personal ya me avisa de que
puede ser una buena amistad, claro que aviso que de lo contrario me ocurre exactamente igual. Ya
que en el mundo hay dos tipos de personas: con las que vale la pena compartir
cuando nos cruzamos con ellas muchos momentos que la vida nos brinda y aquellas
que tal como te las cruzas la primera vez es conveniente cambiarse de acera el
resto de las veces que la veas venir hacia ti, y mira que a veces el azar que
le gusta como tal mucho el juego, te las pone en tu acera más a menudo de lo
que en mi caso personalmente me interesaría. Es como un poco un juego
“maquiavélico” para ponerme a prueba sobre todo la paciencia, menos mal que
tengo mucha.
En
el primer caso, esta semana he disfrutado del inicio de una buena amistad vecinal,
que lo gracioso del asunto es que siempre hemos estado ahí, pero nunca se había
dado el “click” ese del que he hablado antes, ese momento en que dos personas
que aunque se conocen se “re-conocen”, como yo digo, y en una breve
conversación se dan cuenta de las muchas afinidades que pueden tener e intuyen
otras muchas que están latentes.
Habitualmente
por las prisas, nos vamos cruzando con muchas personas, a las que saludamos,
cedemos el paso, intercambiamos unos leves comentarios pero la vida sigue como
la cinta que transporta maletas, y puede que en la siguiente vuelta nos
encontremos o puede que no…y cuando la vida por su azar jocoso decide que coincidamos,
no perdamos la oportunidad.
Y
por la extraña casualidad de la obra de
una vecina y hablar, ahora tenemos unas nuevas adquisiciones mobiliarias para
la casa de la sierra, hemos conversado relajadamente como antes no lo habíamos
hecho y hemos afianzado una relación que estaba ahí, pero no habíamos tenido la
oportunidad de hacerlo porque aunque nuestras vidas se habían cruzado, no nos
detuvimos para charlar animadamente como esta semana. Y así hemos descubierto
que tenemos muchas cosas en común, hemos hecho un paréntesis en el tiempo y en
el discurrir del día y hemos compartido situaciones del pasado y abierto
nuestras mentes para conocernos mejor en un breve lapsus de tiempo. Porque no
es la cantidad, es la calidad en las relaciones. Yo tenía trabajo, pero era de
esos días que lo tenía a última hora de la mañana y mi agenda tiene la ventaja
de que la puedo apartar ligeramente a un lado y volcarme un poco si una persona
tiene necesidad de compartir y hablar, porque esas son las cosas que nos enriquecen.
Con
nuestra charla hemos confirmado que si bien es cierto cuando se comenta “que tu
vecino es como tu hermano”, también confirmamos que al igual que los hermanos,
los hay de todas clases, y también de los vecinos a veces hay que huir, porque
en todos lugares esta el vecin@ cotilla, que se aburre de su vida y opta por
inmiscuirse en la vida de los demás, y si los comentarios los dejara de puertas
para adentro de su casa, pues sería genial, pero tienen el don de esparcir el
veneno a lo largo y ancho del barrio, con el problema que eso conlleva. Las
personas que hacen eso no se dan cuenta del daño que causan con su lengua
viperina y aunque como comentábamos las dos, estamos al cabo de la calle y esas
cosas nos las echamos a la espalda, pero siempre hay daños colaterales, como
niños por medio. Y si bien como yo digo, “mi reputación me la cargo yo si
quiero, que ya tengo edad” que venga alguien a meter el dedo en el ojo del
vecino, cuando tendrían que limpiarse la lengua con agua y jabón, pues va a ser
que no.
Si
hablábamos de la envidia, como uno de los pecados capitales españoles por
antonomasia, lo del deporte nacional no es el futbol, si no las habladurías y
las malas interpretaciones a posta y por ello tenemos entre los 10 mandamientos
principales “No cometerás falso testimonio, ni mentirás”, y si se escribió
en las tablas de la Ley, está claro que ya el Creador pensó en todos esos
vecinos y vecinas carentes de vida propia a lo largo de la historia del mundo.
Si todo se quedara en envidia pues sin problema, pero cuando ya la envidia
desarrolla el otro pecado gravísimo de hacer daño gratuitamente sin ton ni son,
ya son palabras mayores. Imaginaros lo “gracioso” que debe ser que una amiga te
avise de que estando en otro sitio y teniendo la oreja puesta casualmente,
alguien está hablando mal de ti y que quien lo hace la conoces de cruzarte,
como mucho un hola y adiós educado, y todo gracias a que la vecina se ha ido de
la lengua gratuitamente…vamos, que le faltaba haberlo publicado en la gaceta del
barrio si eso existiera aquí donde vivo.
¿Qué tienen ese tipo de seres humanos, por
llamarlos algo, que les hace hacer especulaciones gratuitas sobre personas
ajenas a su vida? ¿Qué ocurriría en España si nuestras casas fueran como las
japonesas con paneles de papel como paredes? Sé que la cultura japonesa es muy prudente y el honor antes de todo, tendrá
sus defectos y en este tema no tengo constancia de si son o no cotillas, pero
en España, aun teniendo paredes de ladrillos parece que la gente disfruta
poniendo vasos en las paredes para saber que ocurre en casa de los vecinos, por
eso supongo que tiene tanto éxito programas basura como Gran Hermano y Sálvame,
es un continuo querer conocer la vida del vecino y sacar encima conclusiones
que no son y repartirlas a los cuatro vientos sin ton ni son, sin preocuparse
del daño que puedan hacer sobre todo a niños, porque luego en el colegio todo
se habla, lo que oyen y despotrican sus padres lo largan en los patios del
colegio.
Esta
situación la hemos pasado en mi familia y ya a toro pasado fue tan absurda como
rallante. Tuvimos la suerte de tener una abogada defensora en su momento que
los puso en su sitio, porque obviamente cuando soltaron la calumnia no
estábamos nosotros para defendernos, que mas que defendernos hubiera sido mirar
de los pies a la cabeza a los individu@s que hicieron el comentario y poner los
ojos en blanco, porque era tan tonta que no sabias si reírte o carcajearte.
Pero en su momento, en una reunión y con padres que hablan delante de sus hijos
sin cortarse un ápice, hubiera llegado a oído de nuestros hijos y aun siendo
una tontería, ¿por qué nuestros hijos tienen que pedir explicaciones de
chorradas de los adultos aburridos y sin vida propia?
Por
eso quien tiene un amigo tiene un tesoro, y es algo que se debe de guardar de
las envidias ajenas, porque en nuestro entorno habitual salta la liebre donde
menos te lo esperas, y como el daño es gratuito, les da exactamente igual. Pero
siempre pienso y escribo como en muchos otros artículos “arriero somos y en el
caminito nos veremos” y si yo no voy a mover un dedo para devolver el daño que
causan, porque no vale la pena, si es cierto que será apartad@ como si la peste
fueras de mi vida y de la de mi familia. Y lo gracioso del caso que luego esta
misma vecina cotilla es la que para colmo de males me pide el favor de si
conozco una casita para alquilar en nuestro refugio de Villaluenga… pues me da
que voy a quemar las naves, cerrar los fosos y soltar los cocodrilos, pues
mientras pueda de la Manga de Villaluenga no va a pasar gracias a mi
información… seleccionare siempre a quien invite a mi casa y a mi entorno de
amistades, es la ventaja de poder elegir a los amigos y que ellos nos elijan a
nosotros, que el proceso de selección no es natural.
Mara Herrera
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