EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN. «Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme.» (Salmo del día). Con este Salmo 50 pedimos al Señor que nos renueve y nos constituya criaturas nuevas y, en uso de nuestra libertad, le damos permiso al Señor para que intervenga en nuestra vida. Es verdad que nuestro deseo más íntimo es cambiar las durezas de nuestras relaciones con los demás, las aristas de nuestro temperamento, nuestra falta de templanza y nuestra continencia en el actuar. Porque, hay que reconocerlo, muchas veces "saltamos como un muelle" y arrollamos al otro como el "caballo de Atila" y, no digo que no se tenga razones para hacerlo, pero nos traiciona nuestro "genio" y la misericordia brilla por su ausencia. Porque somos muy dados a ver la "paja en el ojo del otro" y no veo la ceguera de mi mirada. Y, con facilidad, "tiramos las patas por alto". En el fondo, tontamente nos hacemos daños a nosotros mismos y, también, con rudeza, hacemos daño a quien más queremos. ¡Nos falta el corazón de carne!, ternura, bondad y dulzura. Este cambio de aptitud no lo vamos a hacer en "dos días", pero hay que empezar, que ya es un paso. Pidamos, con docilidad, al Señor que nos posibilite el "cambio de corazón" para ser más imagen suya. Santa María de Caná, ruega por nosotros.
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