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PIDE QUE NO SE PONGA BAJO SOSPECHA LA ASIGNATURA
El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Jose María Gil Tamayo, ha tachado de «insuficiente» el tratamiento que se da a la clase de Religión en la LOMCE y ha defendido el currículo propuesto por los obispos para la asignatura pidiendo que no se ponga «bajo sospecha» a la clase de Religión como si fuera una «clase de fundamentalismo o de desestructuración social». Además ha negado que el nuevo curriculum convierta a la asignatura en catequesis, por el simple hecho de que postule que se enseñe a rezar a los niños en clase.
(EP) «Lo que yo no puedo hacer es una clase de fundamentalismo, que una clase de religión se convierta en una clse de desestructuración social. Lo que no podemos es poner la religión como algo sospechoso de desestructuración social que en el ámbito educativo no puede influir», ha apuntado durante la rueda de prensa posterior a la Comisión Permanente.
Además, ha recordado que la clase de Religión permite a los alumnos conocer la historia de su pueblo porque «quien se desentiende del hecho religioso se desentiende del conocimiento de su historia de pueblo».
En todo caso, ha asegurado que «la Iglesia no quiere una sociedad confesional» sino esa «sociedad plural y aconfesional» donde cada persona puede manifestar su religión en libertad sin ser obligado ni impedido a practicarla.
Crítica a la ley del gobinerno del PP
Sobre la LOMCE, el portavoz de la CEE ha indicado que esta ley no desarrolla de manera completa lo que establece la Constitución Española sobre el derecho de los padres a elegir la educación que quieren para sus hijos. «El tratamiento de una manera adecuada de la presencia del hecho religioso en el ámbito escolar todavía no está resuelto en nuestro país a pesar de todo este tiempo de consolidación de la vida democrática», ha subrayado.
Concretamente, ha lamentado la reducción a 45 minutos semanales la clase de Religión en Ceuta y Melilla, dependientes del Gobierno central, y la transferencia a las comunidades autónomas de las competencias sobre la asignatura de religión. «Nos encontramos con un mapa absolutamente dispar incluso de un mismo partido, en la consideración del horario de la enseñanza religiosa, desde 45 minutos hasta dos horas en otras comunidades», ha señalado.
Con respecto al Bachillerato, donde la Religión ya no es de oferta obligatoria para los centros educativos, Gil Tamayo ha recordado que, aunque cambien los nombres de las etapas educativas (BUP, cuando se firmaron los acuerdos), el Acuerdo sobre Enseñanza establece que la obligatoriedad de dar cabida a la enseñanza religiosa a esa edad debe mantenerse.
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