miércoles, 16 de abril de 2014

* A JUAN CARLOS PEÑA CEREZO.



Miércoles Santo. ¿Quién lo diría? 

Un año más ha llegado abriendo las puertas de lo que es el verdadero preámbulo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo al cual cuanto más sé de Él más lo amo.

No va a ser este un post de recuerdos, tengo y muchos, de rememorar lo que significa para mí y sobre todo para mi madre este bendito día de la Semana Santa. Sólo diré que he aprendido desde la cuna a querer y venerar a un Cristo Crucificado lleno de Humildad a Su Bendita Madre, el discípulo amado y esas santas mujeres que acompañaron a Jesús más allá de la hora de expirar.

Muchos os extrañaréis de la hora en la que escribo este artículo y os diré que ha sido premeditado pues lo tenía pensado escribir hace mucho tiempo aunque el mismo se me ha venido encima y hoy en cuanto me he levantado me he dicho que tenía que hacerlo porque el destinatario lo merece y mucho, pero quería que fuese en un momento en el que seguro que estará disfrutando dentro de la gran responsabilidad que es capitanear una cuadrilla de voluntariosos hombres que portan sobre sus hombros las benditas, y queridas por toda mi familia, imágenes que componen el misterio pasional de la Santa Vera+Cruz de Nuestro Señor Jesucristo allá en mi querida Isla de León hoy lejana para mí.

Os estoy hablando del capataz del único paso de la Hermandad de la Vera+Cruz de San Fernando. Centenaria, ilustre, humilde Hermandad.

Juan Carlos Peña Cerezo es tal y como veis. En su imagen, en su claridad de ojos, y mirada, en su sonrisa se condensa todo su ser. Tengo el inmenso honor de conocerlo hace muchos años, decenios diría yo, y siempre ha sido igual. El Capataz de la cristeña Hermandad de la Vera+Cruz es un hombre de ley, de valor incalculable, de generosidad sin límites, de sacrificarse por los suyos más allá de sus fuerzas, de trabajar de lo que sea para sacar a su Familia adelante y eso lo hace grande, inmenso a los ojos de la Verdad, del corazón porque todo en él sus valores que deberíamos imitar.

Es un entusiasta incomparable, es un trabajador correoso, valiente, de los que no le importa mancharse las manos si hace falta porque él todo es dignidad. Lo mismo lo ves pintando una fachada, que vendiendo un paquete de viajes, que haciendo mil cosas con tal que a su mujer ni a su hija le falte ni oro bendito y eso, mis queridos amigos, lo hace, a mi forma de entender la vida, una persona Honorable en todos los sentidos.

Cristiano de los de verdad, de los que no hay engaño, de los del "al pan, pan y al vino, vino", de los que se puede confiar pues sabe que la doblez no existe en su vida y eso, en los tiempos que corren, es mucho más que encomiable, es admirable y un ejemplo a seguir.

Juan Carlos Peña Cerezo ama a María sobre todas las cosas. Por María se llega a Jesús y una vez con Jesús se está con el Padre. Es un camino tan fácil que algunos, desde nuestras propias complicaciones, lo hacemos difícil sin ton ni son. Es Rociero y Pastoreño, es de María, nuestra Bendita Madre Celestial, por los cuatro costados. Y también gran devoto de San José. 

Me voy a extralimitar, mi querido hermano, cuando digo que en tu fe, en tus devociones está la Sagrada Familia: San José, Bendito Patriarca y Castísimo Esposo de María del Rocío que es Pastora de nuestras Almas Coronada por los ángeles del Cielo y Su Bendito Hijo, Pastorcito Divino, que la Madre del Rocío lleva en brazos y que hoy, en el padecimiento y el dolor, diriges sus pasos cuando ya muerto todos lo acompañan a la Vera de la Cruz.

Por Familia no será porque en tu sangre llevas el amor a Dios y estás casado con Inmaculada Muñoz Rivero, auténtica saga familiar cofrade de nuestra Isla de San Fernando, que atesora por los cuatro costados la fe en Cristo y María por medio del apostolado que tanto nos une, el cofrade.

Pertiguero de nuestra querida Hermandad de los Afligidos. ¿Te has dado cuenta que participes de forma muy relevante en las dos Hermandades del antiguo e histórico Barrio del Cristo? Eres cristeño, pastoreño... ¡De La Isla!

Ahora, lo estoy viendo aunque esté a kilómetros de distancia, te veo dirigiendo pausadamente, con tranquilidad no exenta de responsabilidad a los benditos Titulares de la Hermandad de la Vera+Cruz. El paso de misterio irá con andares tranquilos, sosegados, mimando al Cristo que ya ha entornado los ojos después de ver el oprobio, el dolor, la sinrazón de los seres humanos. ¡Jesús ha muerto perdonando!  ¡Mímalo hermano como si te fuera la vida en ello que la tristeza impera en el majestuoso silencio de esta Estación de Penitencia!

Como bien sabes estoy en Villaluenga del Rosario. Mi salud, últimamente no da para mucho más, y esta tarde cuando veníamos de dar un paseo por el centro del pueblo nos hemos encontrado la Iglesia de San Miguel abierta y un grupo de voluntariosas mujeres arreglando el Monumento así como los pasos de Nuestro Padre Jesús, Nuestra Madre de los Dolores y la urna del Cristo Yacente. ¡He rezado ante el Monumento recién arreglado y lo he hecho en silencio, sintiéndome un auténtico privilegiado de poder rezar ante Jesús, el mismo que está ahora enfrente tuya, y me he acordado de ti, se me ha venido a la mente, al recuerdo y a la oración tu persona, tu corazón de buen cristiano que lo demuestras durante todo el año y no en una semana o día concreto. 

Dios nos quiere iguales siempre y no en fechas especiales. El cristiano lo es siempre o no lo es. Así de claro y también de sencillo.
He querido decirte con este escrito cuanto te admiro, te quiero, cuanto me ayudas con tu forma de ser, de vivir, de aceptar. Tu humildad y tu valentía para sacar las cosas adelante te hacen grande a los ojos de Dios. ¡Los hombres somos a veces demasiado cicateros en nuestras apreciaciones!

Mi querido hermano Juan Carlos:

Sigue así, no cambies, porque eres un referente como persona, como cofrade, como hermano y como amigo.

Gracias por tus oraciones y tus intenciones para conmigo. El lunes voy a estar protegido por Dios y por la oración sincera de muchos buenos hermanos, como tú, que están ofreciendo sus peticiones por mí por lo cual me siento el hombre más rico del mundo. ¡No todos pueden contar con tan buenas personas a su lado!

Recibe un fraternal abrazo hermano mío y que Dios te bendiga a ti y a tu Familia.

Jesús Rodríguez Arias

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