Nueve de la mañana. Mes de abril a finales del decenio de los sesenta. Llaman a la puerta de la casa de Antonio Mingote. Isabel, su mujer, se hace cargo del sobre del Ministerio de la Gobernación. Se le notifica que tiene la obligación de presentarse ante el tribunal de Orden Público por un dibujo publicado en ABC que atenta contra el régimen. Y se le advierte que de no presentarse en el día y hora reseñados en el requerimiento será llevado ante el tribunal por la Guardia Civil y sancionado económicamente. Antonio lee el papel, suelta un «ufff» y sigue trabajando. Diez de la mañana. Una hora más tarde. Llaman de nuevo a la puerta de la casa de Antonio Mingote. Isabel, su mujer, se hace cargo del sobre del Ministerio de Asuntos Exteriores. Se le notifica la concesión de una Gran Cruz por su categoría artística y su constante ejemplo en pro de la convivencia entre los españoles y la imagen de España. Antonio lee el papel, suelta otro «ufff» y sigue trabajando, no sin comentar con elegante amargura: «Esto es de locos».
¿Para cuándo el homenaje a Luis Bárcenas por parte de la llamada cúpula del Partido Popular? Fotocopias, chismes, acusaciones, señalamientos, comisiones, nombres, querellas, desmentidos, higas, heliesquí, indignación, contradicciones, despachos, ordenadores, despidos, corrupción, corrupción y corrupción. Se anuncian inmediatas querellas, y hasta la fecha, la única interpuesta ha sido la de María Dolores de Cospedal en los Juzgados de Toledo. Se prometen demandas individuales y compartidas. –Están a punto de presentarse–. Se garantiza que, por supuesto, el Presidente del Gobierno y del Partido Popular adoptará todas las medidas judiciales para salvaguardar su honor, que queda en las fotocopias de las fotocopias de las fotocopias claramente mancillado junto al de otros altos dirigentes del Partido Popular. Bárcenas lleva años expulsado. El expulsado tiene despacho. Son papeles. Ha pedido ser indemnizado. Rajoy ni mú. No pronuncia el nombre de Bárcenas bajo ningún concepto. Bárcenas denuncia al PP por el robo de dos ordenadores que estaban en su despacho de expulsado. Otra higa. El juez retira el pasaporte a Bárcenas porque no queda nada convencido del origen y desarrollo de su fabulosa fortuna. No obstante, Bárcenas, que es más chulo que un ocho, le dice al juez que su fabulosa fortuna no es de veintidós millones de euros, sino de treinta y ocho. Entre todo, llamadas, advertencias, chantajes, falta de reacción, balbuceos pusilánimes, y la gente de la calle que se pregunta: ¿Cuándo y dónde organiza el PP el homenaje a Bárcenas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario