El padre Jorge Loring, sacerdote jesuita que falleció en 2013 a los 92 años, es considerado un “gigante de la evangelización” y un “apóstol de internet”, donde a pesar de su avanzada edad fue un precursor y vio en la red una forma de seguir anunciando el Evangelio como antes lo había hecho a través de la televisión o de sus libros, de los que vendió millones de ejemplares. De hecho, sólo de Para salvarte, la obra más representativa de Loring vendió más de millón y medio.
Una vez que han pasado más de cinco años de la muerte de un sacerdote que congregaba multitudes para escucharle predicar o para deleitarse con sus conferencias, un grupo de fieles pretende impulsar el proceso de beatificación del padre Loring.
El proceso parte de feligreses de Cádiz
Esta iniciativa ha partido de Cádiz, donde este jesuita pasó gran parte de su ministerio sacerdotal y donde dejó su impronta. Tal y como informa el Diario de Cádiz, esta propuesta ya ha sido objeto de una primera petición a la iglesia diocesana, en este caso el obispado de Cádiz.
Los feligreses gaditanos pidieron la apertura del proceso de beatificación destacando su gran figura pues “todos los que le conocimos tenemos el convencimiento y la enorme dicha de haber conocido y tratado a un santo”, asegurando que más allá de la admiración personal hacia él existe “una auténtica devoción hacia su inmensa obra y hacia su persona”.
El obispado no lo considera "por el momento"
Por su parte, el obispado de Cádiz estima que “no procede abrir por el momento el proceso diocesano de santidad del Padre Jorge Loring Miró”.
En un escrito firmado por el vicario judicial y juez delegado para las Causas de los Santos, Pedro Velo, se recuerda que el Papa Benedicto XVI ya indicó a los obispos que al decidir qué causas merecen ser iniciadas “sopesarán ante todo si los candidatos a los altares gozan realmente de una sólida y extendida fama de santidad y de milagro o martirio”.
Por tanto, puntualiza que por fama de santidad “se ha de entender la opinión extendida entre los fieles acerca de la pureza e integridad de vida del siervo de Dios y acerca de que este practicó las virtudes en grado heroico”.
De este modo, la diócesis concluye que “en consecuencia, no se podrá iniciar una causa de canonización si falta una fama de santidad comprobada, aunque se trate de personas que se han distinguido por su coherencia evangélica y por méritos especiales en la Iglesia y en la sociedad”.
Respecto al caso de Loring, considera el Obispado que “aun siendo importantes las gestas realizadas y ejemplarizante su vida”, el recuerdo de este sacerdote jesuita “está sólo entre algunas personas que le conocieron, pero ha quedado diluido en la diócesis, donde no existe recuerdo ni devoción particular entre los fieles”.
Falta un impulso de la Compañía de Jesús
Además de esto, el obispo diocesano traslada a los proponentes de la beatificación que la Compañía de Jesús, orden religiosa a la que pertenecía Loring, no haya tomado la iniciativa de este proceso y haya rechazado también incorporarse como parte actora, siendo “la institución que debe tener el conocimiento necesario para estimar y valorar la apertura de un proceso de santidad a uno de sus miembros”.
Efectivamente, los proponentes reconocen en su escrito de octubre que los jesuitas los habían derivado a la diócesis de Málaga, al ser allí donde falleció Loring; y esta diócesis vecina también se lavó las manos al respecto indicando que el hecho de que Loring falleciera en Málaga era algo “accidental”, por lo que derivó a su vez la cuestión a Cádiz, “donde Loring desarrolló fundamentalmente su labor pastoral”.
El obispo anima a seguir "avivando la fama de santidad" del padre Loring
“Esto es un indicio de que en su propia institución religiosa no goza de fama de santidad”, concluye el escrito de la diócesis de Cádiz.
Pese a la negativa a iniciar el proceso, el obispado anima a los proponentes a seguir “trabajando y avivando la fama de santidad” del Padre Loring, “dando a conocer su vida y sus virtudes por medios legítimos”. Y para ello les ha planteado la confección de estampas, o la publicación de boletines informativos periódicos que difundan su biografía. “Sólo entonces, cuando se esté cerciorada la existencia de la fama de santidad, de las gracias y favores y de la importancia eclesial de la causa, el obispo podrá evaluar si procede la apertura de la causa en fase diocesana”, concluye el obispado.
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