A la ceremonia acudieron «5.000 fieles, llegados de todas partes de la región, signo de que la sangre de los mártires no fue derramada en vano»
En 2008 el estado de Orissa (India), principalmente la localidad de Kandhamal, fue el escenario de una cruenta represión contra los cristianos por parte de los fundamentalistas hindúes. Asesinatos, quema de casas, violaciones públicas de mujeres… Al final, hubo 101 víctimas mortales, más de 350 iglesias fueron destruidas y cerca de 7.500 casas fueron reducidas a cenizas.
Muchos niños se quedaron huérfanos y hace pocos días, algunos de ellos, hicieron la Primera Comunión en la iglesia de Raikia. A la ceremonia acudieron «5.000 fieles, llegados de todas partes de la región, signo de que la sangre de los mártires no fue derramada en vano», aseguran desde Asia News.
«Mi padre, que fue asesinado brutalmente durante los hechos de violencia contra los cristianos en el 2008, hubiera estado muy feliz de verme recibir la eucaristía», ha dicho a los medios de comunicación Kalpona Digal, una de las niñas que recibieron el sacramento.
La Misa estuvo presidida por monseñor John Barwa, arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, quien recordó «las persecuciones y amenazas» de la gente de Kandhamal: «Estuvieron dispuestos al sacrificio, incluso hasta la muerte, para dar testimonio del Rey de la paz y de la justicia».
En la ceremonia también estuvo presente el sacerdote Stephen Alathara, subsecretario general de la Conferencia de los obispos católicos de la India (CCBI). Afirmó que «la fe de Kandhamal es realmente una inspiración para cualquier cristiano de la época moderna» y por ello «la Iglesia universal está agradecida» a los cristianos de esta localidad.
Alfa y Omega
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