Mons. Sequeri afirma que ha recibido también expresiones de confianza en los cambios realizados en el instituto, que responden al gran impulso del Papa Francisco, que ha alentado desde el inicio al instituto a dotarse de todos los instrumentos necesarios para cumplir la misión que le fue confiada con la creación de Juan Pablo II, en el nuevo contexto de la Iglesia
(CNA/InfoCatólica) El 24 de julio 150 estudiantes enviaron una carta dirigida al Arzobispo Vincenzo Paglia, a quien el Papa Francisco designó como Gran Canciller del Instituto, y al Presidente de la Universidad, Mons. Pierangelo Sequeri. En ella manifiestan su preocupación por los cambios y ceses en el Instituto.
«Estamos profundamente preocupados por la pérdida del enfoque en el aprendizaje y, por tanto, por la identidad del Instituto Pontificio Juan Pablo II», escriben los alumnos.Muchos compañeros, añaden, tienen serias reservas sobre la «publicación inesperada de los nuevos estatutos y el programa de estudios para nuestro nuevo instituto, con la triste noticia del despido de dos profesores cuyas cátedras juegan un papel crucial en la capacitación ofrecida por el instituto»
El lunes 29 de julio, con un comunicado, el Pontificio Instituto salía al paso de las noticias que se estaban publicando, que iban en línea con la preocupación de los alumnos. En uno de los puntos dicen, los representantes del nuevo Pontificio Instituto afirman que:
Igualmente infundada es la noticia de una carta de 150 estudiantes quejándose de los cambios. Hasta la fecha, las autoridades académicas han recibido una sola carta de los representantes de los estudiantes de la licenciatura y del máster en el que solicitan explicaciones sobre los nuevos desarrollos. A diferencia de lo que se reveló, todos los estudiantes fueron informados de inmediato de las noticias y tranquilizados, de acuerdo con el art. 89 del estatuto, sobre la validez de tres años de los antiguos programas de estudio. Todos tendrán la oportunidad de elegir entre pedidos antiguos y nuevos y el tiempo para elaborar nuevos planes de estudio.
Muy tranquilizados no han quedado los estudiantes, que para demostrar que sí hubo una carta entregada y cuáles son sus preocupaciones, todavía no resueltas, publicaron en internet el 30 de julio la misiva enviada, para «informar al público sobre la grave situación que nuestro Instituto está experimentando ahora. Nuestro deseo también es pedir justicia y ver nuestros derechos y los de nuestros profesores garantizados de manera clara».
Sorprendentemente, no es cierto que estén tranquilos:
«No habiendo obtenido hasta el momento de las autoridades académicas de nuestro Instituto, ni del presidente ni del Gran Canciller, ninguna respuesta satisfactoria y clara a esta carta, ni tampoco habiendo recibido por escrito y públicamente la garantía absoluta del cumplimiento concreto del Artículo 89 del nuevos estatutos (sobre la continuidad de los antiguos programas y sobre la situación de los docentes) hemos decidido publicar nuestra carta»
Los estudiantes indicaron que la carta fue escrita el 24 de julio y enviada el 25 de julio a las 11:00 am a los correos electrónicos de Mons. Sequeri, con copia a Mons. Paglia. Además, «el viernes 26 de julio, la carta fue enviada por correo (carta certificada), a las 10 de la mañana».
El texto ha sido firmado hasta el momento por más de 240 alumnos y exalumnosque manifiestan su «inmensa preocupación luego de la inesperada publicación de los nuevos estatutos y del nuevo programa de estudios para nuestro nuevo instituto, junto con la triste noticia de la expulsión de dos profesores cuyas cátedras desempeñan un papel central en la formación ofrecida por el instituto».
La carta, enviada poco después de la aprobación de los nuevos estatutos, se refiere a los expertos en Moral, Mons. Livio Melina y el P. José Noriega, que no volverán a enseñar en el Instituto Pontificio Juan Pablo II el próximo año.
La misiva también lamenta la supuesta eliminación de la cátedra de Teología Moral, pues «sabemos lo importante que fue el estudio de la acción humana para el Papa Juan Pablo II, al punto que le confió esta cátedra precisamente a su primer presidente, el Cardenal Carlo Caffarra».
Mons. Sequeri responde
Si bien el instituto respondió el 29 de julio con un comunicado en italiano, Mons. Sequeri concedió una entrevista publicada este martes 30 a Vatican News en la que afirma que la secretaría «me ha notificado hoy también de la recepción de una carta, firmada por algunas decenas de ‘estudiantes y exestudiantes’ que expresa preocupación por la eventualidad de perder el sólido sustento formativo garantizado por el instituto y por la incertidumbre relativa» a las nuevas enseñanzas.
Según Mons. Sequeri, han recibido también expresiones de confianza en los cambios realizados en el instituto, que responden «al gran impulso del Papa Francisco, que ha alentado desde el inicio al instituto a dotarse de todos los instrumentos necesarios para cumplir la misión que le fue confiada con la creación de Juan Pablo II, en el nuevo contexto en el cual la Iglesia vive sus vínculos de amor en el ámbito de la transmisión de la vida humana y de la fe cristiana que comprenden al matrimonio y la familia, según el diseño de Dios».
Mons. Sequeri dijo que estaba sorprendido porque la carta «fue publicada antes que los destinatarios diesen respuesta y tuviesen tiempo material de responder». El presidente del Instituto Juan Pablo II aseguró que se elaborará «una respuesta resumida, sobre la base de los datos reales». No se entiende muy bien esta apreciación de Mons. Squeri, puesto que el día anterior el equipo de Mons. Paglia había dicho que no sólo se había recibido, también se había respondido: «a diferencia de lo que se reveló, todos los estudiantes fueron informados de inmediato de las noticias y tranquilizados»
Por ello, un portavoz de los estudiantes indicó que «hicimos la carta pública hoy por la mañana» porque «en el comunicado de prensa que publicó el instituto ayer 29 de julio mencionan la carta enviada por los representantes (de los estudiantes). En el punto 5 del comunicado de ayer hacen referencia a nuestra carta».
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