En 1935, André Frossard, ateo, literato y comunista de 20 años, sin bautizar, sin ninguna cultura católica, experimentó una vivencia mística fulminante en una capilla del Barrio Latino de París: entró ateo y salió minutos más tarde "católico, apostólico y romano".Decidió bautizarse y conocer la fe. Todas las enseñanzas católicas las asumió sin dificultad alguna, como si no pudieran ser sino esas. Excepto una: "Una sola cosa me sorprende: la Eucaristía. No que me pareciese increíble, pero me sorprendía que la caridad divina hubiese encontrado este método inaudito para comunicarse", escribió en su libro Dios existe, yo me lo encontré.
La doctrina católica sobre la Eucaristía es, en efecto, sorprendente. El pan y el vino dejan de ser pan y vino, aunque conserven su apariencia, tacto o sabor, y pasan a ser realmente el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Se explica así a todos los niños que hacen la Primera Comunión. Sin embargo, muchos no lo entienden, o no aprenden, o lo olvidan, o no lo creen. O no se lo llegaron a explicar.
Una reciente estadística de PewForum en Estados Unidos sobre el nivel de conocimientos religiosos de los norteamericanos ha detectado que sólo el 34% de los norteamericanos y sólo el 50% de los católicos conocen lo que dice esta enseñanza católica.
La encuesta planteaba: "¿Qué frase describe mejor la enseñanza católica sobre el pan y el vino usado en la comunión?: A) realmente se convierten en el cuerpo y la sangre de Jesús; B) son símbolos del cuerpo y la sangre de Jesús".
Sólo había dos opciones, al contrario que otras muchas preguntas que daban 4 opciones. Y sólo uno de cada 3 entrevistados y uno de cada dos católicos optó por la opción A. ¡No es algo que uno pueda deducir si no lo ha aprendido!
El beato mártir Jerzy Popieluszko celebrando misa en un aula universitaria ocupada por estudiantes en la Polonia comunista a principios de los 80
Comparando con una doctrina protestante
Podría parecer que la Iglesia Católica no ha tenido mucho éxito transmitiendo esta enseñanza central de la fe. Pero al compararlo con una doctrina protestante no parece tan grave.
Así, otra pregunta del cuestionario es: "¿Qué grupo tradicionalmente enseña que la salvación viene por la sola fe? Protestantismo, catolicismo, ambos o ninguna". La respuesta correcta que se espera es "protestantismo". Sólo un 20% de encuestados dio la respuesta correcta,un 38% se negó a responder, un 23% dijo que "ambos"... Incluso entre los encuestados de la corriente protestante evangélica, que por lo general sacan las mejores notas en preguntas sobre cristianismo: sólo un 37% de evangélicos dio la respuesta esperada a esta pregunta central en la doctrina protestante. Por comparación, ese 50% de católicos que sí conocen la doctrina católica sobre la eucaristía no parece tan mala.
Los cristianos más practicantes, los que acuden a servicios religiosos al menos una vez por semana respondieron correctamente 10 de las 14 preguntas sobre tema bíblico y cristiano. Los cristianos que declaraban no ir nunca, o casi nunca, acertaron 7 de esas 14 preguntas.
El Catecismo, sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía
1374 El modo de presencia de Cristo bajo las especies eucarísticas es singular. Eleva la Eucaristía por encima de todos los sacramentos y hace de ella "como la perfección de la vida espiritual y el fin al que tienden todos los sacramentos" (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q. 73, a. 3). En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía están "contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero" (Concilio de Trento: DS 1651). «Esta presencia se denomina "real", no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen "reales", sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente» (MF 39).
1375 Mediante la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y Sangre, Cristo se hace presente en este sacramento. Los Padres de la Iglesia afirmaron con fuerza la fe de la Iglesia en la eficacia de la Palabra de Cristo y de la acción del Espíritu Santo para obrar esta conversión. Así, san Juan Crisóstomo declara que:
«No es el hombre quien hace que las cosas ofrecidas se conviertan en Cuerpo y Sangre de Cristo, sino Cristo mismo que fue crucificado por nosotros. El sacerdote, figura de Cristo, pronuncia estas palabras, pero su eficacia y su gracia provienen de Dios. Esto es mi Cuerpo, dice. Esta palabra transforma las cosas ofrecidas (De proditione Iudae homilia 1, 6). [...]
1376 El Concilio de Trento resume la fe católica cuando afirma: "Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo que lo que ofrecía bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido siempre en la Iglesia esta convicción, que declara de nuevo el Santo Concilio: por la consagración del pan y del vino se opera la conversión de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la substancia del vino en la substancia de su Sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transubstanciación" (DS 1642).
1377 La presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas. Cristo está todo entero presente en cada una de las especies y todo entero en cada una de sus partes, de modo que la fracción del pan no divide a Cristo (cf Concilio de Trento: DS 1641).
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