Arturo Rivera
Orar, callar y sufrir. El lema de la Hermana Cristina ha sonado con más fuerza que nunca en el monasterio de la Santísima Trinidad, donde la comunidad de las carmelitas descalzas ha vivido un domingo inolvidable con la apertura de la capilla tras el traslado de los restos de esta religiosa en proceso de beatificación, "para que sean más accesibles a la veneración de los devotos", como ha apuntado el obispo diocesano, Rafael Zornoza, durante la celebración de una eucaristía dominical que irremediablemente ha estado impregnada de la sencillez de la clausura.
Los restos de la Hermana Cristina, descansaban anteriormente en el cementerio que las propias religiosas tienen en el interior del convento. En el año 2016, a iniciativa de la hermandad de la Misericordia, que está profundamente implicada en la causa de beatificación y vinculada con la comunidad de las carmelitas descalzas, se planteó el traslado y reubicación de la sepultura a la capilla para facilitar su veneración. La propuesta tuvo una gran acogida. Y ahora, casi tres años después, se ha conseguido materializar. Para ello, además, se han desarrollado obras de adecuación en el interior de la capilla, que se han terminado hace apenas unos días.
La exhumación se llevó a cabo en la jornada del sábado, a puerta cerrada. Fue una ceremonia privada a la que únicamente asistió un reducido grupo de personas y contados seglares. Los que asistieron relatan que fueron momentos verdaderamente emotivos.
El obispo, durante la eucaristía.El obispo, durante la eucaristía.
El obispo, durante la eucaristía. / D.C. (San Fernando)
Y hoy, en una ceremonia oficiada por el obispo, la capilla ha abierto sus puertas con los restos de la Hemana Cristina ya en su interior. Como era de esperar, el monasterio de las carmelitas descalzas se ha quedado pequeño ante la cantidad de fieles que ha querido compartir este momento histórico.
En el exterior del convento se han adecuado sillas y un sistema de megafonía para que pudiera seguirse la eucaristía desde afuera.
El obispo, Rafael Zornoza, ha hablado de "la fuerza de la sonrisa cautivadora" de la Hermana Cristina, a la que ha puesto como "ejemplo de vida" y ha aludido durante la homilía -cómo no- al lema al que esta religiosa siempre fue fiel para reclamar su vigencia en los tiempos actuales: Orar, callar y sufrir.
El vicario episcopal de la Bahía, Lázaro Albar; el delegado de vida consagrada, José Manuel Pozas; y el postulador de la causa, fray Romano Cambalunga, han acompañado también al obispo en esta ceremonia que coincidía además con el 39 aniversario de la muerte de la Hermana Cristina.
Unos versos de Antonio Alías han puesto el punto final a este acto. Posteriormente, numerosos fieles han hecho cola desde el exterior para poder acceder a la capilla.
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