Los expertos alertan sobre la astrología, el esoterismo, la adivinación y el auge de terapias alternativas que se presentan bajo el señuelo de «lo ecológico, la salud y la meditación»
En España hay unas 400.000 personas que están vinculadas a grupos sectarios y de nueva espiritualidad, pero la gran preocupación de los expertos «va más allá de una pertenencia grupal» del sectarismo «clásico». Según datos oficiales, entre el 20 y 25 % de la población «es más permeable y tiene cierto interés» por temas como la astrología, el esoterismo, la adivinación y las terapias alternativas.
Así lo alerta en una entrevista a Servimedia el sacerdote Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), organización que trabaja junto a otras entidades para desenmascarar estas situaciones, como la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (Apetp); la RedUne, de prevención contra el sectarismo y ayuda sobre grupos de manipulación psicológica y de riesgos contra la salud y el Observatorio de Pseudociencias de la Organización Médica Colegial.
«Es una cifra preocupante porque es el caldo de cultivo. No significa que todas estas personas pertenezcan a grupos sectarios ni acudan a sus actividades pero es un público objetivo de todas estas propuestas», concretó Santamaría, en referencia a esos porcentajes de interesados por esos nuevos ámbitos, frente al «declive» del «sectarismo clásico».
En su web, la Apetp, asociación fundada por el padre de un joven que murió tras abandonar un tratamiento médico de leucemia por la asesoría de un curandero y que hoy dirige una doctora en Biomedicina, enumera en un listado esas prácticas entre las que incluye el reiki, el shiatsu o las flores de Bach, además de la homeopatía o la acupuntura, aunque subraya que no todas están al mismo nivel.
Deriva sectaria
Santamaría, no obstante, advierte de que «esas terapias tienen un alto riesgo de deriva sectaria y de generar una dependencia», porque ofrecen «algo positivo y bueno», como puede ser lo ecológico, la salud y la meditación, pero no es más que «un señuelo a la población para cubrir temas de espiritualidad».
Según explicó este experto a Servimedia, esto se debe a que estamos en «una época de crisis», pues, aunque el ser humano «es el mismo de siempre, tiene las mismas necesidades afectivas, espirituales, de sentido de la vida, de situarse ante la realidad, de afrontar los problemas y los golpes de la vida», las personas tienen una serie de necesidades que ahora no están cubiertas en el ámbito de la familia, la religión y las instituciones. Y aunque en esos ámbitos pseudocientíficos están entrando gente de todas las edades, el sacerdote percibe especial peso en mujeres que tienen unos 40 años de edad.
Finalmente, este miembro de RIES ofrece algunos consejos para ayudar a las personas que caen en esas prácticas, que pueden ser «de todos los estratos sociales» y «buscan soluciones a la triada clásica de salud, dinero y amor», como ocurre, subraya, hasta con políticos y grandes empresarios que acuden como clientes habituales a videntes.
Esos consejos pasan por «estar muy cerca siempre de esa persona y presunta víctima para que sepa que su familia y redes familiares y sociales» les apoyan y «ayudarle a pensar por sí misma». «La confrontación directa suele ser contraproducente», concluye.
Servimedia
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