Como sucede en los mejores días de la vida, tal vez no todos los recuerdos permanecerán nítidos en el futuro, pero hay algo que no se olvidará fácilmente: la verdadera alegría. La alegría que da ver el plan de Dios cumplido en la historia de los hombres. Precisamente eso es lo que se hacía presente en la iglesia de San Salvador en Jerusalén, al celebrar la ordenación de nuevos frailes de la Custodia de Tierra Santa en la fiesta de san Pedro y san Pablo, como es tradición. En una calurosa mañana de finales de junio, familiares y conocidos procedentes de todo el mundo veían como cinco franciscanos consagrados se ordenaban, tres diáconos y dos sacerdotes. La verdadera alegríase reflejaba en sus rostros, en las caras emocionadas de sus familias, en las manos de los asistentes, que temblaban incrédulas ante los milagros que realiza el Señor.
«He acompañado a algunos de vosotros en el transcurso de vuestra formación para la vida religiosa. Para otros, he sido un hermano que ha acompañado vuestro camino religioso durante años». Así decía monseñor PierbattistaPizzaballa al comienzo de su homilía. Ha sido precisamente el ex Custodio de Tierra Santa, hoy administrador apostólico del Patriarcado Latino, quien ordenaba a los frailes. Pizzaballa reflexionaba sobre las lecturas proclamadas, sobre la solemnidad y sobre la ordenación de los jóvenes: «Cada momento decisivo está marcado por una pregunta, planteada por Jesús a sus discípulos, que se refiere a su identidad: ¿quién soy yo para la gente? ¿quién soy yo para vosotros? (Mt 16, 13-15). Es la pregunta fundamental, en torno a la que gira cada paso verdadero de la vida». De esa forma, el administrador apostólico del Patriarcado Latino invitaba a responder a través del diálogo, «porque convertirse en diáconos y sacerdotes significa hacer que la vida sea un diálogo».
Entre sus nuevas tareas, los cinco ordenados serán llamados a mostrar a Cristo a través de sus vidas: «la Iglesia no necesita ministros de lo sagrado, sino testigos de su amor». Mons. Pizzaballa hablaba después de san Pedro y san Pablo, para los que «la experiencia de seguir a Jesús significó una liberación». Asistía también el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, que presentó a los candidatos a los ministerios. A continuación llegaba el momento de la ordenación, con la imposición de las manos por parte del administrador del Patriarcado Latino, la oración de consagración y el asentimiento de los jóvenes que decían “sí, quiero”. Fray AymanBathish, fray Jorge Barba Barba, yfray Oscar Emanuel Parra Alvarado eran ordenados diáconos. Inmediatamente después, fray Gilberto Hernández Hernández y Luis Jesús Neri Rodríguez se convertían en sacerdotes. Una gran emoción recorría la iglesia en el momento de acoger en la hermandad a los recién ordenados. Uno por uno, los frailes de la Custodia presentes fueron a abrazar a sus hermanos en el altar, para compartir con ellos la alegría de este momentotan importante.
«Deseaba ser diácono y sacerdote desde que tenía 17 años – comenta fray Ayman -. Hoy quiero expresar mi agradecimiento a los que se han encargado de mi formación y me han permitido abrazar mi sueño de ser ministro de Dios». Sonrisas y abrazos cargados de pura felicidad llenaban la iglesia tras la bendición. Fray Luis, nuevo sacerdote, se lanzaba a los brazos de su hermano, como hacían todos los ordenados con sus familiares. «Es una gracia de Dios estar aquí viendo a mi hijo ordenarse», afirmaba emocionada la madre de uno de los diáconos.
También el Custodio de Tierra Santa expresaba su alegría: «Estamos contentos por estas ordenaciones en el día de san Pedro y san Pablo. Lo primero que los ordenados no deben olvidar es que están llamados a anunciar el Evangelio». Ahora es tiempo de alegría, pero seguramente también llegarán las tentaciones. En ese momento, «acordaos de hoy – decía Pizzaballa -. Recordad no solo vuestro sí al Señor sino el sí de Cristo hacia vosotros a través de la Iglesia. Acordaos de su existencia, de su fidelidad, de la libertad que os espera siempre».
Los ordenados
Sacerdotes
Fr. Gilberto Hernández Hernández, provincia di San Francesco e Giacomo - Messico
Fr. Luis Jesús Neri Rodríguez, provincia di San Francesco e Giacomo - Messico
Diáconos
Fr. Ayman Bathish, Custodia di Terra Santa - Gerusalemme
Fr. Jorge Barba Barba, provincia di San Francesco e Giacomo - Messico
Fr. Oscar Emanuel Parra Alvarado, provincia di San Francesco e Giacomo - Messico
Beatrice Guarrera
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