«Estamos ante una amenaza totalitaria que, a través del uso de los medios de comunicación, machaca una y otra vez con falsedades que deben ponerse en evidencia o terminan imponiéndose, como creer que la Iglesia goza de privilegios en España cuando es precisamente lo contrario», denuncia el antiguo embajador ante la Santa Sede
Francisco Vázquez, ex embajador de España ante la Santa Sede y ex alcalde de La Coruña, ha pronunciado esta tarde una conferencia sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado en la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir (UCV), en el marco de las actividades del Máster Universitario en Marketing Político y Comunicación Institucional. En una entrevista previa, Vázquez ha asegurado en referencia a medidas como la del ayuntamiento de Valencia de demandar el pago del IBI a entidades religiosas y prohibir a los altos cargos públicos acudir como tales a ceremonias religiosas que posturas como esa son «demagogia, una falacia, medidas que reflejan el carácter antirreligioso y la condición atentatoria contra el principio de libertad religiosa de ciertos partidos políticos».
Detrás de tomas de postura como las mencionadas Vázquez ve ideologías «de carácter totalitario» que intentan «imponer su idea prohibiendo el principio de libertad religiosa, haciendo que la religión quede reducida al ámbito de lo privado, negándole cualquier espacio público a la confesión y profesión de la fe católica. Esto es retroceder al siglo XIX con ideas anticlericales superadas por la historia que ya no se dan en ningún país de nuestro entorno».
«Estamos ante una amenaza totalitaria que, a través del uso de los medios de comunicación, machaca una y otra vez con falsedades que deben ponerse en evidencia o terminan imponiéndose, como creer que la Iglesia goza de privilegios en España cuando es precisamente lo contrario», ha aseverado.
La Iglesia Católica no goza de «ningún privilegio»
En opinión del político gallego, la Iglesia no goza de «ningún privilegio» con respecto al IBI. Se trata de «una más de las cientos de instituciones que no pagan este impuesto por ser entidades de utilidad pública sin carácter lucrativo», como se hace en toda Europa con las entidades que realizan una labor social o solidaria. «En España no pagan el IBI, por ejemplo, edificios singulares como los hoteles Ritz o Palace, en Madrid; o los edificios propiedad de fundaciones, las federaciones deportivas, los partidos políticos, las agrupaciones sindicales o las ONG’s. La Iglesia, como no podía ser menos, paga en aquellas propiedades regidas por la Ley de Sociedades Anónimas. Eso sucede, por ejemplo cuando en un terreno propiedad de la Iglesia hay un aparcamiento o un parque», ha aducido.
Como jurista, Vázquez subraya como «lo más importante de esta cuestión que ya hay sentencias del Tribunal Supremo y del Constitucional que determinan que la Iglesia no debe pagar el IBI porque está exenta de ello en base a la Ley de Mecenazgo y la Ley del IBI». Además, «es un brindis al sol, porque ni ayuntamientos ni autonomías tienen competencia para modificar una ley cuya potestad corresponde a las Cortes Generales; lo que muestra la malicia de la propuesta».
El ayuntamiento «debe hacer suyos» los actos de carácter tradicional
Por otro lado, el exalcalde de A Coruña ha manifestado que prohibir a los altos cargos públicos acudir como tales a ceremonias religiosas es «el reflejo de una actitud totalitaria», que no se da en ningún país cercano: «Basta preguntar en Francia, en Portugal o en Gran Bretaña. La duda de asistir o no como cargo público a un acto religioso no existe. Se va. Recientemente, el presidente de la República francesa, socialista y agnóstico, tomó posesión en Roma de su condición de canónigo de honor de la Basílica Mayor de San Juan de Letrán, una tradición que el jefe de estado galo mantiene, conservando el recuerdo de los antiguos reyes de Francia. Y nadie pone en duda allí que Francia sea un estado laico».
Para Vázquez debe existir, en primer lugar, «un principio de respeto en las relaciones institucionales»; y en segundo, la conciencia de que los cargos públicos representan «a todos, creyentes y no creyentes». Así, el Ayuntamiento «debe hacer suyos los actos de carácter histórico y tradicional, con una vigencia social. Cuando se ponen normas como esta, no se evita que los cargos públicos formen parte de las cofradías y asistan a las procesiones que quieran por un interés electoral».
Para el ex embajador ante la Santa Sede, con esas medidas «se impone y se prohíbe», lo que «no había sucedido en la democracia española hasta ahora, en la que regía el principio de tolerancia». Según Vázquez, «se intenta imponer el laicismo desde las instituciones, haciendo de este una religión de Estado, lo que atenta contra el espíritu de consenso y tolerancia nacido de la Transición».
No existe «ningún concordato»
Junto a la imposición de las citadas «ideologías totalitarias», el político gallego ve una búsqueda de «romper el espíritu de la Transición, de diálogo, convivencia y generosidad». En el caso del PSOE, para Vázquez apoyar esas tomas de postura es ir «contra las decisiones que tomó el propio PSOE, uno de los grandes protagonista de la Transición y de la elaboración Constitución, que se hizo con la voluntad de superar los conflictos del pasado: el territorial, el militar y el del papel de la Iglesia Católica, que se superó con la aconfesionalidad del Estado, la separación de la Iglesia y del Estado, y a partir de ahí todo ha funcionado perfectamente».
Con respecto a la exigencia de algunos partidos nacionales sobre el famoso Concordato entre el Estado español y la Iglesia, el ex diplomático recuerda que no existe tal Concordato: «El de 1953 está derogado desde hace muchos años. Lo que está en vigencia son unos acuerdos aprobados prácticamente por unanimidad, incluso por el PCE de entonces tras la aprobación de la Constitución, en 1979. Son falsas las afirmaciones que muchos hacen acerca de esta cuestión, a veces, desde la ignorancia más supina».
«Estos acuerdos regulan las relaciones institucionales, jurídicas, económicas de una institución tan importante como la Iglesia, que representa la fe católica, los valores cristianos, que son la esencia de nuestra condición nacional. España está construida en torno a una lengua, una cultura y la fe cristiana, que es la que ha impregnado nuestra historia y singularizado en el conjunto de naciones a nivel mundial. Negarlo es negar nuestras propias raíces, desconocer nuestro pasado y abrir las puertas a un futuro incierto», ha remarcado.
Asimismo, ha conminado a los políticos de hoy a «defender el principio de libertad religiosa, que está universalmente aceptado, el respeto más absoluto al hecho religioso tanto desde un punto de vista público como privado y, después, aceptar la libre voluntad de las personas a la hora de decidir la educación de sus hijos, a la hora desde su propia conciencia objetar en cuestiones como el derecho a la vida, algo que es propio de una sociedad moderna, democrática y avanzada».
Universidad Católica de Valencia
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