… Viene del artículo anterior… La imagen que
representa su Paso no puede ser otra que la inmensa ‘Soledad’ de la Santísima
Virgen, delante de la Cruz vacía y el sudario entrelazado en la misma. Cruz de
madera que contiene entre tramos, unos nudos en oro cuya antigüedad se le supone
con anterioridad al año 1948. Probablemente es el elemento más antiguo y
particular de los que procesionan en la ya célebre y renombrada Semana Santa
isleña.
Nuestra Señora de la Soledad, luce en su
salida procesional, una saya bordada en plata sobre terciopelo negro por
Dolores González en 1997, esposa de Juan Guerrero, bajo el diseño de éste,
siguiendo el mismo estilo de los
bordados anteriores de la hermandad, como también, ambos son autores del Sine
Labe y de la Bandera de la propia hermandad.
Por otra parte, también luce el fajín de
general y las dos laureadas del Marqués
de Varela y de la ciudad de San Fernando -José Enrique Varela Iglesias- mediante donación hecha a la hermandad como
cofrade isleño y devoto que fue de esta corporación hasta su fallecimiento en
1951. Devoción sostenida también por toda la familia: su viuda, Casilda Ampuero
Gandaria, marquesa de Varela y de San Fernando y su hijo, José Enrique Varela
Ampuero, II Marques de Varela y de San Fernando (+) que fue nombrado Hermano
Mayor Honorario de la hermandad en 1955 y en repetidas ocasiones ha acompañado
a la Santísima Virgen en su itinerario procesional. Y fue precisamente su hijo
y nieto del General, el III Marqués de Varela y de San Fernando, José Enrique
Varela Urquijo (al heredar este título de su padre al partir del 2014), quien
trajo en mano expresamente las dos laureadas de su Abuelo, sin que faltara
tampoco la visita de Casilda Varela Ampuero, que fue esposa del genio de la
guitarra, especialmente de la flamenca, Paco de Lucía (+) e hija del citado general.
El segundo Paso llamado de Misterio representa
la escena bíblica de Jesús Yacente, trasladándolo al Sepulcro por los santos
varones: Nicodemus/o, José de Arimatea,
san Juan Evangelista -el discípulo amado- así como las santas mujeres: María Magdalena,
María Salomé, María Cleofás y santa Marta. La hermandad posee además dos magníficas y pequeñas tallas
de santa Ana y san Joaquín de finales del siglo XVII o principio del XVIII de gran valor y de autores desconocidos.
El Cristo Yacente de la Redención fue tallado
por el célebre escultor sevillano, Antonio Castillo Lastrcci en 1964 y
restaurado por el no menos célebre y famoso escultor restaurador sevillano, que
fue discípulo de Francisco Buiza Fernández, natural de Carmona (Sevilla), ‘Juan Manuel Miñarro López’ en el año 1999. Su
hechura se corresponde con las imágenes de tallas completas y fue realizada en
madera de cedro, mide 1 metro y 80 centímetros de altura, representando las
apariencias de un hombre de unos 30 años con su faz inerte pero calmada y sosegada.
Cabe decir que la hermandad a lo largo de su
historia ha tenido siempre grandes lazos de unión con la hermandad que venera
otro Cristo Yacente (Santo Entierro), incluso saliendo procesionalmente juntas,
abonando en su justa mitad los gastos
ocasionados por esta salida en común; circunstancias que no impidieron que en
determinadas ocasiones se produjeran
algunas discrepancias que motivaron la separación definitiva de continuar
procesionando juntas.
Las tallas de san Juan Evangelita, Nicodemus/o
y José de Arimatea se les atribuyen a Castillo Lastrucci en 1964. Pero fueron
remodelados por nuestro Alfonso Berraqueo García en 1990 y 1991
respectivamente, según aparece en unos documentos y sin embargo en otros hace
referencia al año 1985. En 1991 se incorpora la imagen de María Magdalena e
igualmente que la anterior aparece otra fecha, la de 1985. Y María Salomé
y María Cleofás en 1992 y/o 1986. Todas
ellas salieron no obstante en cualquier caso también de la gubia del citado
escultor, imaginero y tallista isleño, Alfonso
Berraquero García. Y en el año 2001 ó 2002
se incorpora santa Marta, obra de otro artista isleño, Juan Carlos García Díaz,
que fue discípulo del anterior.
Ante estas circunstancias y otras anécdotas,
cabe destacar que María Salomé era la antigua Virgen de los Dolores de una
hermandad de la ciudad onubense de Lepe, que obraba en poder de Alfonso Berraquero;
porque había sido donada al artista isleño y éste después de restaurarla en el
año 1986 haciéndole la hechura de un candelero nuevo así como los ojos y el
pelo, la entregó a la hermandad en el mismo año de su restauración citado
anteriormente.
Otra anécdota fue la que en el año 1980
protagonizó la imagen de san Juan Evangelista, que primitivamente estuvo
saliendo en procesión hasta el año 1915. Y consistió en la transformación que
hizo de una Magdalena el escultor, Ángel Rodríguez Magallanes, convirtiéndolo
en el citado san Juan. La figura de san Juan Evangelista se incorporó como cotitular
de la hermandad por haber estado siempre
muy ligada a esta corporación desde el año 1890 hasta el año 1943 fecha en la
que se donó a la hermandad de la Expiración.
Fue precisamente en el 1890 cuando sale el san
Juan entre el Paso de Templete de la Virgen y el del Santo Sudario. Y en 1985
procesiona en el nuevo Paso de Misterio entonces obra del tallista sevillano, Antonio
Vega Sánchez, comprado a la hermandad del Santo Entierro de Paradas (Sevilla)
que a su vez lo había adquirido a la hermandad sevillana de los Servitas y fue
restaurado por Ángel Vargas, fiel colaborador de la hermandad durante más de
media centuria.
No obstante, tras las creaciones de las
citadas primeras imágenes, la hermandad
en su propósito primario de procesionar con la figura del Yacente, los santos varones y las santas mujeres desde
el Misterio del descendimiento del Santo árbol de la Cruz, encargó otro Paso de Misterio para seguir
cumpliendo y mejorando con este deseado objetivo, al maestro isleño, Luis
Belizón. Paso que se estrenó en el año 1965 no exento de un gran esfuerzo y de
bastantes dificultades económicas… Continuará…
José María Vieytes Beira. San Fernando. 30.06.16.
Artículo publicado en el blog SED VALIENTES, por gentileza de Jesús Rodríguez
Arias.
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