Domingo de Romería en honor a la Divina Pastora de
Villaluenga del Rosario: Domigo donde se pudo vivir con plena intensidad lo que
es FE y TRADICIÓN.
El sábado en torno a la amistad y de toros aunque
nosotros ante el gentío que llenaba al cien por cien la coqueta plaza y el
apabullante calor que hacía optamos por irnos al Bar Alameda y sentados
plácidamente frente a la televisión nos tomábamos unos refrescos que nos
refrescaran mientras veíamos el partido del Cádiz que se la jugaba en Bilbao.
Tarde de buena y amena conversación mientras de vez en cuando charlábamos o
saludábamos algún amigo. Gran alegría me dio el poder saludar a Zunifredo que
es parte de la historia viva de nuestro bendito pueblo.
Tarde-noche admirando el atardecielo charlando
amigablemente en casa con Beltrán y Maya mientras saboreábamos los dos un buen
brandy acompañado de un buen puro según mandan los sagrados cánones de nuestras
patrias tradiciones.
El domingo amaneció entoldado y con una ligera
brisa que se agradecía después del tórrido calor soportado el día anterior. A
las once de la mañana estaba programada la salida de la romería y media hora
antes ya estaban las dos mulas esperando ser las portadoras de María Santísima.
Poco a poco se iba congregando en torno a la
Ermita de San Gregorio que se encuentra casi restaurada muchos romeros mientras
la carreta bellamente exornada presidía tan coqueto lugar. Los jóvenes se iban
congregando en un número muy considerable para hacer ellos junto a nosotros su
particular camino.
Antes de salir el Hermano Mayor de la Hermandad le
impuso la medalla de hermano a Beltrán Castell López, director de
webvillaluengadelrosario.blogspot.com delante de la imagen de María Santísima.
Un coche de la siempre vigilante y protectora
Guardia Civil abría carrera a la carreta donde estaba entronizada la Madre
Dios, de Villaluenga y de nosotros: La Divina Pastora. Detrás de Ella los romeros caminaban entre íntimas
oraciones, buena conversación, silencio con la mirada perdida en los propios
recuerdos aunque todos unidos en una en la Fe y en la Tradición de algo tan
íntimo y tan nuestro.
Camino tras Tus Pasos,
camino donde Tu quieras,
camino que cada año,
hacen del camino tus romeras.
Camino siempre camino,
Virgencita de mis entretelas,
que Tu eres mi camino,
porque quiero estar a Tu vera.
Y camino se va haciendo paso a paso rodeados de
montañas y encinas por todos los lados. La cuesta que lleva al puerto “Pedro
Ruiz” hizo que notáramos un calor hasta ahora inexistente y menos mal que allí
estaban Carlos, Antonio o Ramón que me dieron a probar ese “agua milagrosa” que modo de isotónica casera me
refrescó y dio empuje para coronarlo. Allí se paró la romería donde pudimos
todos descansar un rato mientras Cándida y Juana me pedían un favor que para mí
fue un privilegio: El colocar el sombrero de la Divina Pastora que le tapaba la
cara.
No soy merecedor Madre mía,
de sostener siquiera Tu mirada,
y menos tocar Tu carita,
que el sombrerito ocultaba.
Al poco se daba la orden de seguir ya casi sin
parada hacia la finca “Mata Ruiz” solo una parada obligada en “Los Toriles”
para rezar el Ángelus a la Virgen. Oración mariana que salió del alma y del
Corazón de Cándida que emocionada y con la voz rota rezaba a María.
Paso a paso llegamos hasta la finca donde los
romeros se iban agolpando en torno a sus encinas y al Templo más inmenso del
mundo entero que era el lugar donde se iba a celebrar la Santa Eucaristía.
Colocada la carreta de María Santísima el Padre D.
Francisco Párraga empezó la Santa Misa que estuvo cantada por las privilegiadas
voces del Coro “Agua Viva” donde hay buenos y queridos payoyos de corazón:
Jesús Salguero Barragán, Manu y Maica…
Qué alegría sentí, que emoción me invadió, que de
gracias di al Señor cuando comprobé desde mi sitio que la Santa Misa era seguida
por una multitud de romeros de todas las edades y en especial por los jóvenes
que con su presencia, su testimonio y su profundo respeto nos dijeron alto y
claro que ellos estaban allí por Fe en la Divina Pastora y por Tradición, la de
su pueblo, la que han conocido desde chiquititos y que ahora ellos la seguirán
transmitiendo.
Y Jesús llegó al campo,
para nunca más irse,
y con su Vida nos dijo claro,
que nunca hay que rendirse.
Y en la Eucaristía se ofrece,
para salvarnos de tanto,
y la Divina Pastora merece,
nuestras oraciones hechas canto.
Larga cola para comulgar, para recibir el Cuerpo
de Cristo, del Pastorcillo Divino que parece querer jugar con la oveja que
acompaña a Su Bendita Madre. Larga cola donde se mezclan jóvenes, mayores,
ancianos… Villaluenga del Rosario.
Reconozco que soy asiduo del Sagrario y cuando
comulgo me gusta postrarme ante Jesús y ofrecerle mi vida hecha palabras y
oración. En la inmensidad obra creadora de Dios, en este templo nacido de sus
manos para el bienestar de sus hijos me senté en una roca y recé a Jesús en el
Sagrario que en ese momento y por unos minutos era mi cuerpo pues en él
habitaba después de comulgar.
Mi cuerpo no merece,
ser siquiera Tu Sagrario,
Tú, Jesús no lo mereces,
aunque yo te necesito tanto.
Y entre oración, meditación, terminó la Misa
campera en medio de los sones de la Salve Rociera cantada a pleno pulmón y con
voces de seda a la Divina Pastora que cuida de su rebaño a todas las horas del
día para después y como un regalo muy especial el Coro “Agua Viva” dedicó una
preciosa sevillana a Villaluenga del Rosario.
A partir de ahí empezó la convivencia, cada uno en
su encina, donde se compartía de todo y sobre todo vivencias y alegría de estar
juntos en un día muy especial, único en la fecha del particular calendario de
mi bendito pueblo.
Nosotros estuvimos en una encina que “apadrinamos”
con Beltrán, May, Miguel Ángel, Pablo, Juan y más tarde se uniría Carmelo y los
que allí quisieron pasar pues en la romería nada es de nadie y todo de todos.
Preciosas como siempre Leti, rompiendo esquemas
con su elegante traje de romera, Isa, María, Almudena, Nazaret…
Conversamos con muchos y buenos vecinos, amigos
buenos, visitamos la encina de la Familia Benítez y allí Antonio, Ramón,
Carlos, Diego, Victoria y todos los que hacían piña en torno a ese lugar donde
han pasado los años aunque permanece igual. Más allá en otra encina Ana con su
familia o más adelante veíamos a Pedro y Rosario con su pequeñina en brazos
mientras Pedrito estaba de acá para allá disfrutando y gozando de todo.
Delante de la encina de la Familia Benítez, como
si una Casa de Hermandad se tratara, recibió el bautismo como romero mi hermano
Beltrán Castell López de manos de Antonio Benítez, Hermano Mayor, en el río
Quema que a esas horas sus cantos resecos por el calor en verdad quemaban.
Fueron testigos Carlos, Ramón y yo mientras May y Hetepheres inmortalizaban
este histórico momento.
Allí estaban todos los que estaban y los que
faltaban se les echaba de menos pues a la gente querida siempre se le recuerda.
Y también faltaban en esta romería los que ya
disfrutan de la romería eterna. Los payoyos que ya están en el Cielo al lado de
la Virgen del Rosario que ayer tomaba el nombre de la Divina Pastora.
Salieron de casa caminito del cielo,
benditas almas de los payoyos eternos,
que la Divina Pastora cuida con celo,
a los hijos de este bendito pueblo.
También tuve y tengo muy presentes a los enfermos,
a quienes los cuidan con tanto cariño, a los que no pueden ir por razones de
edad o de obligación, a todos los que no estuvieron por la causa que sea en la
Romería en honor a la Divina Pastora que todos los años se celebra en
Villaluenga del Rosario haciendo realidad lo que es en verdad Fe y Tradición.
El tiempo, lo sé por experiencia, pasa demasiado
deprisa cuando uno lo pasa bien, es feliz y se encuentra en casa. Poco a poco
las horas de un reloj que para mí se para en mi bendito pueblo iban avanzando y
sobre las cinco y cuarto nos tuvimos que volver al pueblo para recoger y
emprender camino de vuelta a las obligaciones. Nosotros nos fuimos y la Virgen
se quedó con sus hijos que la acompañarían en el camino de regreso.
Día de Romería, día donde se vivió la Fe y se
revalidó la Tradición que años tras años, generación tras generación hacen
grande a un pueblo, a sus gentes y que son el mejor y mayor patrimonio que
podemos dejar a los que nos sucederán en este camino que es la propia vida.
¡Gracias a todos por ser como sois!
Recibid un fraternal abrazo,
Jesús Rodríguez Arias
Nota: En los próximos días iré publicando más fotografías que recogen instantes únicos.
Nota: En los próximos días iré publicando más fotografías que recogen instantes únicos.
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