Ser perfeccionista, ¿es una virtud o es un defecto? Querer que todo salga a la última perfección, ¿está bien o está mal?
Es innato en el ser humano el deseo de evolucionar, de ser cada vez mejor, personal y colectivamente, familiar y socialmente; cuando tu hijo te presenta el cuaderno de deberes, tú le alabas lo bien realizado, pero le estimulas a perfeccionarse, a hacerlo cada vez mejor.
Cuando te afeitas o te peinas, deseas que te quede un perfecto afeitado o peinado impecable; y así en todas las cosas y en todos los niveles. ¿Por qué solamente en nuestra parte espiritual quedaremos sin el debido desarrollo?
La meta de todo ser viviente es lograr la perfección completa de su vida en todos sus órdenes. Si somos humanos, no nos contentemos con serlo; aspiremos a ser hijos de Dios por la gracia santificante. Eso será llegar a la meta que nos hemos propuesto y, sobre todo, que nos ha señalado el mismo Padre Celestial.
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