Esta semana voy a ser políticamente incorrecto, aunque eso no
es extraño en mi, cierto. Me la trae “al pando” lo que piense el personal,
porque todo el mundo es libre de pensar lo que quiera, incluido en ese todo el
mundo yo.
Llevo días
encontrándome en el Facebook a gente compartiendo en sus muros la foto de una
octavilla de Cáritas Interparroquial de La Coruña en la que publican una de sus
habituales campañas, de las muchas que hacen por amor al arte. Desde luego que
vista de primeras no deja de llamar la atención cómo hacen dos apartados en los
turnos de entrega de ropa: para todo el personal en general un día y para los
gitanos en particular otro. Personalmente a mí tampoco me parece correcta la
forma, pero conociendo un poco la labor de Cáritas, y por norma general cuando
algo me llama la atención, no me quedo con el “lamparazo” de me deja ciego por
su reflejo, investigo un poco para buscar el fondo, y cualquiera que no actúe
así, sinceramente, me toca la moral por no decir otros tocamientos más obscenos.
Ni que decir
tiene que todo el mundo, del color de su “bandera” que sea, reconoce la labor
de esta Organización; pero a la vez, y en eso ya depende, y mucho, de qué pie
cojeen la reacción inmediata es decir, que no pensar, que en eso también está
metida la Iglesia sacando su tajada.
Recordando
al P. Sainz cuando de crío nos decía aquello de “la ignorancia es muy atrevida”
o lo otro de “el onceavo: no estorbar”, he de recordar unas cuantas cosas para
esos “valientes” que les encanta regalarse las conciencias con sus cuentos de
la “Iglesia por interés”: Cáritas, organización Internacional, nacida en 1897
dentro de la Iglesia, está dirigida por religiosos y laicos, no como muchos
piensan por el párroco de turno. Si están entre otros sitios en las Parroquias
es porque de esa manera están más cerca y son más accesibles a todo el que
necesita de su ayuda.
Entre los
datos que recoge Cáritas España en su memoria de 2013, ya que la de 2014 aún no
está publicada, están los 78.017 voluntarios junto a los 4.171 trabajadores con
nómina (sí, también Cáritas, como cualquier ONG crea puestos de trabajo).
Sobre los
fondos de los que se provee Cáritas, ese punto en el que la gente cree que se
sostiene con los impuestos de los españoles, hay que saber que el 74,92% de
esos fondos llegan de manos privadas, en su mayoría de aportaciones
particulares: un 58,7%, frente al 25.08% que llega de las Administraciones,
tanto locales como autonómicas, nacionales o europeas; algo a lo que también acceden
todo tipo de ONGs incluso en mayores porcentajes y cuya administración de
fondos, en casos conocidos, están ahora mismo en los juzgados: Qué casualidad,
precisamente en los casos de alguno de los colectivos que más se han indignado
por el “panfletillo de marras”
Más datos,
ya que a fin de cuentas eso es lo que queda y son los que aclaran ciertas
cuestiones: Aunque se me acuse de “derechón y facha” (de nuevo: la ignorancia
es muy atrevida y de nuevo también, me la trae al pando), se nos acusa a los católicos
que con un gobierno de derechas (menudo disparate), es increíble que se hayan
recortado las ayudas a los más desfavorecidos. Tiremos de hemeroteca y
lleguemos al año 2011, último año de gobierno de izquierdas (otro disparate
más): En ese año, las ayudas a Cáritas (osea, a la Iglesia que dirían algunos)
por parte de la Administración fue del 33,7% del total de los fondos de la
Organización. Recapitulemos: resulta que un gobierno de izquierdas aportaba más
a la Iglesia (33,7%) que un gobierno fascista de derechas (25,08%), para
pensárselo aquello que se dice que la derecha es parte cómplice de la Iglesia
¿no?
La inmediata
reacción, conociendo los datos, puede ser aquella de confirmar que el Gobierno
actual está recortando más fondos sociales, porque así interesa para calmar y a
la vez alimentar a nuestras conciencias pro-sociales y a la vez anti-Iglesia. O
sea, que al final el objetivo es claro: Hagan lo que hagan quien sea, del color
que sean, la Iglesia tiene la culpa de todo. La realidad es otra: Sea del color
que sea quien esté en la Moncloa, hay una completa dejadez de obligaciones
directas hacia los más necesitados. Es más fácil soltar el muerto y que saquen
las castañas del fuego otros: Cáritas en este caso, para que así, si mete la
pata (que levante la mano quien no lo haya hecho miles de veces), ya tenemos un
motivo para culpar a la Iglesia de su mala gestión o de su incoherencia o de su
discriminación hacia ciertos colectivos.
Admirando
como admiro la labor que está realizando el Banco de Alimentos en estos últimos
años, de qué serviría tan ingente labor sin nadie que enlazase directamente con
el necesitado. Ellos son parte de ese motor, pero las correas de distribución
son las 25.000 instituciones benéficas que están en contacto directo con la
calle. No se trata de menos preciar a ninguna de ellas, porque parece que a
veces de eso se trata: para ensalzar lo mío, lo hago pisando a lo de los demás.
No señores, enterémonos: aquí o echamos todos leña a la caldera o la máquina se
para. Todos somos necesarios en esta labor, al igual que todos, como humanos,
con toda la buena voluntad que pretendamos poner, también nos equivocamos a la
hora de ayudar a los demás.
La Iglesia
en general, y Cáritas en particular, no distingue entre etnias, religiones y
ningún tipo de colectivo. Que no me vengan ahora los “indignados” a decir que
pobres gitanos que Cáritas les discrimina, porque esos indignados son los
primeros que echan la mano a su cartera para asegurarse que sigue en su sitio
cuando un gitano merodea cerca de él, o mira de reojo para ver si le sigue los
pasos. Dejemos las demagogias para otros y reconozcámoslo. Todos vamos de
liberales, de progres, de solidarios hasta que nos encontramos de cara con una
situación “incómoda”. Digo la Iglesia o Cáritas como puedo decir cualquier
organización digna que tiene como fin el ayudar al desprotegido, sobre todo con
la que está cayendo en estos tiempos; aunque otra casualidad es que el
porcentaje de ONGs dedicadas a la ayuda al necesitado (labores
sociales-humanitarias que dirían los que se la agarran con papel de fumar), con
origen, ideología o ideario, o dependientes de la Iglesia supera con creces a las
que nacieron como movimientos sociales, que por suerte también son
innumerables, y que todas juntas son las que les están sacando las castañas del
fuego a los ineptos que tenemos de clase política, que buenos también haberlos “haylos”.
Si Plauto,
comediógrafo latino del siglo II a de C, ya lo vaticinaba: “Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit”: Lobo es el hombre
para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro; hoy día,
desgraciadamente, nos hemos convertido en eso, en lobos. El mayor crítico con
una buena acción es otro que por su lado también ayuda a los demás.
¿No
es más fácil, si de ayudar al prójimo se trata, de unir fuerzas, de aplicar la
corrección y la crítica constructiva si el otro se equivoca, que pisar y machacar
al que comete errores? Señores, si de ayudar al prójimo se trata, seamos
consecuentes no con nuestra religión, ideología o colores de “banderas”, sino
consecuentes con una sola cosa: la necesidad de ayudar al necesitado y dar de
comer al hambriento.
Me
despido una semana más con un fraternal abrazo y un apretón de mano izquierda
deseando a todos una buena salida y entrada de año.
Juan
J. López Cartón
NT: Todos los datos están extraídos de documentos públicos de
Cáritas España y de las distintas ONGs consultadas
No hay comentarios:
Publicar un comentario