El Padre José Antonio y yo con nuestros respectivos libros en la Sala de las Columnas del Seminario de San Bartolomé
Quedamos vernos en Cádiz. Asistir antes a la Eucaristía en la Iglesia de Santiago que él presidía para después compartir unas horas de amistad, conversación tal y como corresponde a unos amigos que se quieren y mucho.
Después de la Santa Misa y de recibir el Sacratísimo Cuerpo de Cristo nos fundimos en un sincero abrazo para después irnos al Seminario de San Bartolomé donde visitamos con él sus extraordinarias instalaciones.
Fue en este momento donde nos regalamos recíprocamente nuestras respetivas obras literarias tal y como recoge esta fotografía realizada por Hetepheres. Un marco verdaderamente excepcional como la Sala de las Columnas del Seminario donde se compendia y unen siglos de historia y sabiduría.
Al rato largo nos fuimos a un lugar cercano a la vez que histórico de la trimilenaria Cádiz donde pudimos brindar y sobre todo conversar largo y tendido de los más variados temas.
Mantener una buena conversación con este buen y querido amigo como es el Padre José Antonio Medina Pellegrini es un auténtico privilegio pues lo mismo te cuenta vivencias de su tierra natal que anécdotas más recientes. Hablamos de nuestros proyectos personales y de los comunes, hablamos del Cielo y la Tierra, del mar y la montaña, de nuestras Familias y del sentido de la verdadera amistad. Lo que hablamos queda en nuestro corazón, en nuestro pensamiento, como un auténtico y rico tesoro.
Con el Padre José Antonio pasan las horas volando y cuando nos quisimos dar cuenta era ya bastante tarde aunque no importaba demasiado pues nos encontrábamos muy a gusto.
Yo le regalé mi libro "Diario de un blog" al cual ha dirigido unas generosas palabras en la madrugada de ayer jueves en su perfil de Facebook y que le agradezco muy profundamente por venir de quien viene, ser quien es y por lo que representa en mi vida.
El me obsequió a su vez con su última obra literaria y que es totalmente inédita en España pues trata de la vida del Cura Brochero que es un beato ungido por la devoción del pueblo argentino.
"Brochero, el díscipulo misionero" es el libro que ahora tengo encima de la mesa al cual ya le he dado un vistazo y que por lo visto me gusta y mucho. El Padre José Antonio me dijo cuando me lo entregó que él escribe para que lo puede leer cualquiera, desde "viejita" que va todos los días a la Iglesia, al ama de casa que cuida y saca adelante a su familia, para el hombre que está de sol a sol trabajando o el joven que acaba de salir del instituto. Es verdad, por lo que he leído está escrito para que lo entiendan todos desde los Obispos y teólogos hasta las personas sencillas que viven su fe y sus creencias con una considerable fuerza y pureza devocional.
Es el mejor regalo que me ha podido hacer pues solo con tenerlo en mis manos sé que lo voy a disfrutar porque engloba espiritualidad y vivencias del entrañable y querido Cura Gaucho.
Prometo escribir de este libro cuando lo haya leído, cuando lo haya disfrutado, cuando me haya empapado de todo lo que contiene y me ofrece con tan solo mirar su portada.
Me quedo con esta frase escrita por Monseñor Rubén Oscar Frassia, Obispo de Avellaneda-Lanús: "Estoy convencido de que este libro será de utilidad para conocer y tomar conciencia de que nuestra fe crea responsabilidad y que no podemos hacer gala de dividirla, la debemos sentir y realizar en nuestras obras, como el Cura Gaucho". Son las palabras con las que termina su prólogo y que nos invita a gozar de esta maravillosa obra salida del corazón, de la devoción y de las manos de mi querido amigo y buen hermano, el Padre José Antonio Medina Pellegrini.
Las horas pasaron enseguida aunque nuestro próximo encuentro está a la vuelta de la esquina.
Gracias, mi querido José Antonio, por tu sentida y honda amistad que sabes que es recíproca.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios te bendiga.
Jesús Rodríguez Arias
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