Lectura del profeta Jeremías 14,17-22:
Mis ojos se deshacen en lágrimas, día y noche no cesan: por la terrible desgracia de la Doncella de mi pueblo, una herida de fuertes dolores. Salgo al campo: muertos a espada; entro en la ciudad: desfallecidos de hambre; tanto el profeta como el sacerdote vagan sin sentido por el país. «¿Por qué has rechazado del todo a Judá? ¿Tiene asco tu garganta de Sión? ¿Por qué nos has herido sin remedio? Se espera la paz, y no hay bienestar, al tiempo de la cura sucede la turbación. Señor, reconocemos nuestra impiedad, la culpa de nuestros padres, porque pecamos contra ti. No nos rechaces, por tu nombre, no desprestigies tu trono glorioso; recuerda y no rompas tu alianza con nosotros. ¿Existe entre los ídolos de los gentiles quien dé la lluvia? ¿Soltarán los cielos aguas torrenciales? ¿No eres, Señor Dios nuestro, nuestra esperanza, porque tú lo hiciste todo?Sal 33 R/. Bendigo al Señor en todo momento
Bendigo al Señor en todo momento,su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan 11,19-27:
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»
Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»
Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
II. Compartimos la Palabra
«Se espera la paz y no hay bienestar, al tiempo de la cura sucede la turbación»
Éste cántico de Jeremías es un cántico de lamentación en tiempos de hambre y de guerra. En ese momento la desesperación es tal que no hay esperanza porque, en vez de paz y bienestar, cada vez hay más turbación y angustia. Pero el profeta apela a la alianza de Dios con el pueblo arrepentido. Precisamente por mantener las promesas de esta alianza, Yahvé ha protegido siempre a su pueblo en situaciones muy críticas.
Leo a Jeremías y mi pensamiento me lleva a nuestro mundo actual. Hoy parece que todo se hunde por momentos. Hambre (física y espiritual) y guerra (real y de valores). Confusión. Parece que, cuanto más nos empeñamos en alcanzar la paz y el bienestar.., más angustiados e impotentes nos sentimos porque no vemos salida y estamos cansados, porque hay factores que escapan a nuestro control.
Es Importante nuestra actitud, nuestra valoración del papel que cada uno desempeñamos en esta situación, por pequeño que nos parezca. Y es importante que de nuestra valoración y reflexión lleguemos a un compromiso. Un compromiso real.
Pero solos, no. Solos somos limitados. Por ello, más importante aún será que nuestra esperanza no se rompa. Que no rompamos nuestra relación con Dios, porque Dios no romperá su alianza con nosotros. Ahí sigue: iluminando, orientando, esperando que abramos nuestros oídos, nuestros ojos y nuestra mente. Nunca se cansa.
«Marta tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras»
Dos mujeres, contrariamente a las costumbres de Israel, toman la iniciativa y acogen a Jesús en su casa. Cada una entiende, a su manera, esta acogida .Para María lo importante es recibir la palabra del viajero, del amigo y ESCUCHA. Para Marta, dar es lo necesario en ese momento y se afana, TRABAJANDO, para que al viajero no le falte nada. Las dos hermanas quieren a Jesús y lo quieren servir. Dos actitudes ante Jesús: ESCUCHAR Y TRABAJAR.
No se trata de juzgar cuál de las dos hermanas o cual de dos estilos es mejor, sino de hacer ver con claridad que cuando el Señor pasa hay que acogerlo en casa, como ha hecho Marta, y cuando habla escucharlo, como hace María. El Señor remarca que hay un tiempo para cada cosa. En nuestra vida aparecerán momentos en que tendremos que trabajar y momentos en que tendremos que estar atentos al Señor, dialogar con Él, escucharle, momentos de trabajo y momentos de oración.
Dña. María Teresa Fernández Baviera, OP
Fraternidad Laical Dominicana deTorrent (Valencia)
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