Existe un viejo dicho: Atraes más mosca con la miel que con el vinagre. Aunque uno pueda preguntarse por qué alguien podría querer atraer moscas, es cierto que la miel constituye un mejor atractivo que el vinagre. Similarmente, una disposición amable hace más amigos que una abrasiva.
No es fácil defender nuestras convicciones sin golpear a los demás por las suyas. Cuando las emociones se aceleran, el asunto real puede quedar sepultado bajo una barrera de palabras airadas. En tales momentos, una de las mejores cosas que podemos hacer es poner nuestros propios sentimientos a un lado y concentrarnos en lo que la otra persona está diciendo. En medio de la discusión, necesitamos buscar algún trocito de terreno común. Las simples palabras: "Comprendo tu punto de vista", señalan a menudo el inicio de una discusión más racional.
No todo desacuerdo acaba en acuerdo, por supuesto. No puedes agradar a todo el mundo en todo momento. Puedes, sin embargo, agradarte a ti mismo siendo agradable a tus oponentes.
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