Estar ocioso es duro tanto para la mente como para el cuerpo. Cuando no tenemos nada que hacer, las tentaciones automáticamente se precipitan para llenar el vacío. Algunas son relativamente inofensivas, pero otras son más destructivas. Incluso si no actuamos de acuerdo con nuestras tentaciones, volvemos la vida más difícil de lo que tendría que serlo exponiéndonos constantemente a su hechizo.
Uno de los mejores modos de escapar del cepo de la tentación es mantenerse ocupado. Mantenerse ocupado sirve para algo más que para mantenerla a raya. También nos permite sentirnos mejor respecto a nosotros mismos. Casi no hay nada que proporcione un sentido de realización y autoestima más grande que completar una tarea que disfrutamos. No importa si se trata de plantar un jardín, hacer una colcha, escribir una carta, hacer una gestión... Con tal de que lo hayamos hecho lo mejor que sabemos, podemos estar legítimamente orgullosos de nuestro logro.
La próxima vez que te descubras atraído por la tentación, mira a ver si te sientes aburrido u ocioso. Si es así, encuentra algo constructivo que hacer y mira como se evapora la tentación.
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