Un discípulo pregunta a su Maestro:
- Dígame, ¿Dónde está Dios?
Contesta el Maestro:
- Y, ¿Dónde no está?
Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio poseen un sello especial que los distingue. Es su carácter de entrenamiento metodológico y riguroso, no exento de flexibilidad, para que el ejercitante reflexione, medite y contemple, discierna y experimente. De aquí surge la capacidad para vivir en el mundo y desde el mundo una búsqueda de Dios en todo. De este modo, podemos decir que el hombre que sale de los Ejercicios trata de "buscar y hallar a Dios en todas las cosas".
- Buscar. Busca que el amor, la fraternidad y la justicia de Dios, su voluntad, se traduzcan en el mundo y se vayan realizando en todo.
- Hallar. Lo encuentra realmente porque sabe, como San Pablo, que en él vive, existe, se mueve (Hechos 17,28), llenándose de gozo y de paz con esta vivencia y encuentro.
- En todas las cosas: Tanto en lo exterior: Acontecimientos de la vida, personal, familiar; como en el interior: Oración, meditación, vida sacramental, etc.
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