Sus colegas pensaron que se había vuelto loco cuando este psicólogo empezó a investigar sobre el perdón. 35 años después, la Universidad Francisco de Vitoria ha premiado con su galardón Razón Abierta al doctor Robert Enright por su obra sobre la terapia del perdón
Cuando el doctor Robert Enright comenzó a investigar sobre el perdón hubo quien pensó que se había vuelto loco. No es un concepto fácil de entender en el mundo científico. Él mismo reconoce que hubo profesores que «pensaron que había perdido la cabeza». Dejó de recibir financiación para sus investigaciones e, incluso, según cuenta en conversación con Alfa y Omega, algunos colegas recomendaron a sus estudiantes de doctorado que le abandonaran porque «había arruinado su carrera». Hoy, 35 años después, Enright es uno de los galardonados en la tercera edición de los premios Razón Abierta por su obra sobre la terapia del perdón junto al profesor Richard P. Fitsgibbons. Este jueves reciben el premio en una ceremonia en el campus de la Universidad Francisco de Vitoria.
La obra de Enright y Fitsgibbons, un especialista en sanción matrimonial, encaja como un guante en el espíritu de estos galardones que entrega cada año la UFV en colaboración con la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger–Benedicto XVI. El objetivo de estos premios, dotados con 100.000 euros, es reconocer la labor de docentes e investigadores universitarios que hagan un diálogo entre su ciencia particular y la filosofía y/o teología, en línea con el hallazgo de Ratzinger que da nombre a los premios. Se trata de «superar el reduccionismo de la razón instrumental, recuperar la vocación originaria de la universidad para formar al hombre completo para que, a su vez, impacte en la sociedad y genere un mundo mejor», en palabras de María Lacalle, vicerrectora de Ordenación Académica de la UFV y directora del Instituto Razón Abierta. Lacalle cree que la clave pasa por «poner a la persona en el centro», ya que, de no hacerlo, «los nuevos avances técnicos y tecnológicos pueden acabar deshumanizando» al hombre.
Es precisamente la necesidad de fijar los límites de los avances tecnológicos lo que centra algunas de las mesas redondas que van a tener lugar en el congreso que, con motivo de la entrega de los premios, se celebra en la UFV hasta el sábado. En una de ellas se podrá abordar cómo el videojuego «incluye necesariamente un ámbito de encuentro», como afirma a este semanario el doctor en Filosofía Miguel Ortega. El profesor cree que «en toda argumentación –también dentro del videojuego– está necesariamente inserta la persona, porque brota de ella». Por eso, «porque se pueden diseñar ámbitos de encuentro adecuados o inadecuados para la persona», Ortega cree que es fundamental atender también a los aspectos éticos del videojuego.
«La más heroica de las virtudes morales»
Pero el plato fuerte del congreso será la entrega de los premios que, además de en el trabajo de Enright, han recaído en la profesora italiana Marta Bertolaso, por su obra Philosophy of Cancer–A Dynamic and Relational View, y, en la categoría de Docencia, en el profesor Bruno Dyck, por su proyecto Innovations in Teaching and Introductory Course in Management.
El jurado se reunió el pasado mes de julio y estuvo presidido por el rector de la UFV, Daniel Sada y el presidente de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, Federico Lombardi. «Buscamos favorecer que las dimensiones del saber dialoguen entre ellas, se confronten y se ayuden a profundizar en cuestiones muy importantes para un hombre que, con las diversas disciplinas, crece en su integridad», explica Lombardi. Y ese objetivo parece tener su escenario principal en una universidad católica, que lo es «no solo por tener profesores católicos o crucifijos en las aulas, sino, sobre todo, por lo que suceda en sus aulas y por cómo use la razón», según afirmó el rector de la UFV, Daniel Sada, durante la presentación de la primera edición de los premios. Para celebrar el 25 aniversario de la institución académica, tanto el congreso como los premios se celebran este año en el campus madrileño de la universidad.
El trabajo sobre el perdón de Enright y Fitsgibbons ejemplifica el espíritu de Razón Abierta. «Cuando perdonamos estamos ofreciendo la bondad racionalmente a través de nuestra voluntad», afirma Enright, para quien el perdón es «la más heroica de las virtudes morales». Más aún, «aquellos que se dedican a la educación del perdón, unas doce veces, una hora a la semana, reducen estadísticamente y significativamente su enojo e incluso mejoran su rendimiento académico, porque entonces pueden enfocarse en su educación en lugar de centrarse en su propio dolor». Así de pragmático puede ser el estudio de la razón abierta.
Guillermo Vila
Fecha de Publicación: 19 de Septiembre de 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario