El arzobispo Bernardito Auza, Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York, reiteró ayer ante el organismo internacional las palabras del Papa Francisco en contra de la ideología de género.
(InfoCatólica) Mons. Auza intervino en el evento «Igualdad de género e ideología de género: protección de mujeres y niñas», que tiene como fin hacer un balance de la condición de la mujer en el mundo, sus derechos políticos, económicos, civiles y sociales así como la educación que reciben.
Mons. Auuza arremetió contra elementos esenciales de la ideología de género:
«Antiguamente había una clara comprensión de lo que significaba ser una mujer, era una cuestión de cromosomas. Hoy en día, esta claridad se ha visto empañada por la ideología de género que teoriza sobre una identidad personal desvinculada del sexo».
Sustituir esta identidad de género con el sexo biológico, advirtió el arzobispo tiene fuertes repercusiones «no solo en términos de ley, educación, economía, salud, seguridad, deporte, idioma y cultura», sino también «en términos de antropología, dignidad humana, derechos humanos, matrimonio y familia, maternidad y paternidad», así como sobre el destino mismo de las mujeres y los hombres «y especialmente los niños».
El prelado también citó el párrafo 56 de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia:
56. Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que «niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo». Es inquietante que algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que «el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar». Por otra parte, «la revolución biotecnológica en el campo de la procreación humana ha introducido la posibilidad de manipular el acto generativo, convirtiéndolo en independiente de la relación sexual entre hombre y mujer. De este modo, la vida humana, así como la paternidad y la maternidad, se han convertido en realidades componibles y descomponibles, sujetas principalmente a los deseos de los individuos o de las parejas». Una cosa es comprender la fragilidad humana o la complejidad de la vida, y otra cosa es aceptar ideologías que pretenden partir en dos los aspectos inseparables de la realidad. No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada.
Nuestro sexo, insistió Mons. Auza, así como nuestros genes y otras características naturales «son datos objetivos, no elecciones subjetivas».
Aceptar el propio cuerpo
El representante del Vaticano asimismo citó el párrafo 155 de la Encíclica Laudato sì', donde el Papa afirma que la aceptación del propio cuerpo es necesaria:
La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana.
La ideología de género no hace que la sociedad sea más justa
En su discurso ante los obispos de Puerto Rico, el 8 de junio de 2015, el Papa advirtió que «la complementariedad del hombre y la mujer, vértice de la creación divina, está siendo cuestionada por la llamada ideología de género, en nombre de una sociedad más libre y más justa»
Sin embargo, el Pontífice, en la audiencia general del 15 de abril de 2015, preguntó «si la así llamada ideología de género no es también expresión de una frustración y de una resignación, que tiene en vista borrar la diferencia sexual porque no sabe más confrontarse con ella»
Colonización ideológica de los países ricos
Por último, Mons. Auza añadió que cuando se cuestiona la dualidad natural y complementaria del hombre y la mujer «se socava la noción misma de ser humano», asegurando que «el cuerpo ya no es un elemento característico de la humanidad. La persona se reduce al espíritu y la voluntad y el ser humano se convierte casi en una abstracción».
El Papa Francisco, recordó el prelado, «está particularmente preocupado por el enseñamiento de la ideología de género a los niños, por lo que los niños y las niñas son alentados a cuestionar, desde la edad más temprana de su existencia, si son hombres o mujeres, sugiriendo que «cada uno puede elegir su sexo». Estas son las palabras dirigidas por el Papa en Cracovia a los obispos polacos el 27 de julio de 2016:
Hoy a los niños – a los niños – en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible.
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