lunes, 4 de marzo de 2019

* DON CARNAL








Señoras y Señores les anuncio que la vida es un Carnaval...

Y de Carnaval, a modo de Don Carnal, de las cofradías que institucionalmente se pringan en estas fiestas, de los cofrades que quieren ser políticos y políticos que interesan de los cofrades va mi artículo.

Una opinión que es en verdad  una crítica como crítico es en sí el Carnaval...

Jesús Rodríguez Arias 


DON CARNAL



Como ocurre cada año en tan solo dos días se mezclaran dos celebraciones antagónicas como es Don Carnal y la Cuaresma. Serán tan solo unos días en las que coincidirán y en una u otra manera las dos se harán notar por la idiosincrasia propia de las mismas aunque hay que decir que la primera por lo burlesco, por las agrupaciones o por el condicionante humano que se desfoga entre bromas y lo que no lo son tiende a copar el espacio público mientras el tiempo litúrgico que invita a la reflexiva penitencia se vive más desde la intimidad de los templos o de cada cual.

En lugares como puede ser Cádiz es muy normal y ciertamente corriente que grandes y reconocidos carnavaleros sean a su vez prestigiosos cofrades pues en una ciudad como la Trimilenaria tienen esos sentimientos muy acendrados y  los compatibilizan desde la mayor naturalidad.

Pero en La Isla, será por sus particulares connotaciones, hemos sabido separar la fiesta propia de Don Carnal de lo que es la Cuaresma. ¿Qué hay carnavaleros que son cofrades? ¡Por supuesto! Pero no en la cuantía que la vecina Cádiz y siempre a título particular.

Pertenezco a una generación que se ha embebido en las enseñanzas de grandes y prestigiosos cofrades de San Fernando que siempre supieron hacer la necesaria separación de lo que es el Carnaval de la Cuaresma, de lo que es ser miembro de una hermandad o de su junta de gobierno de la política. De los dos casos siempre nos decían que nosotros por nuestra propia vocación apostólica no deberíamos mezclar lo uno con lo otro pues si así lo hacíamos perdíamos autenticidad, esa pureza e independencia que había que tener y mantener.

Ahora todo ha cambiado, ahora todo está como entremezclado, ahora una hermandad, como corporación, puede participar activamente en actos propiamente carnavalescos y ahora muchos cofrades “saborean” la tan renombrada erótica del poder que dicen ofrece a manos abiertas la política. Sí, ahora, aunque ya llevamos años con esta rara mezcolanza, una cofradía de penitencia la puedes ver en actos propios de Don Carnal y a conocidos cofrades pertenecer a las direcciones o incluso formar parte de listas electorales para acceder a un determinado cargo público por medio de un partido político.

Y no digo que no esté bien, Dios me libre, pero a mí personalmente me choca, al igual que lo señeros cofrades de La Isla de mi infancia, ver a dirigentes cofrades postulándose en ejecutivas, listas electorales o ejerciendo cargos públicos pues esta situación, no nos quepa la menor duda, quita independencia a la labor propia del apostolado que realizan las HH.y CC ya que en alguna ocasión el ejercicio del cargo público entrará en verdadera fricción con los pilares que fundamentan nuestra Fe y el aborto, la eutanasia o la ideología de género bien podría ser ejemplos palpables de lo que estoy defendiendo en este artículo. Todo esto lo digo desde el mayor de los respetos como no podría ser de otra forma.

Es verdad que necesitamos católicos en la vida pública, católicos consecuentes, coherentes que defiendan con valentía la Fe ante la innegable invasión de mensajes que hacen vayamos acondicionando nuestra vida lejos de Dios en el que decimos creer, de la Iglesia a la que decimos pertenecer, de las necesidades reales de nuestro prójimo al que decimos servir. ¿Un católico no puede ser político? No es que no pueda es que debe serlo pero sin que los principios que fundamentan la Fe sean conculcados por los intereses que interesan en cada momento a ese espectro llamado política.

Hay que ver lo que ha dado de sí este artículo porque hemos pasado de Don Carnal a la Cuaresma, de lo cofrade a la política, y esto ocurre porque estos temas son de palpitante actualidad ya que entre unos y otros hemos hecho que esta vida sea un auténtico carnaval.

Jesús Rodríguez Arias

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