Luis y Ana junto a sus cinco hijos forman la familia García Morillo. Son de la Primera Comunidad Neocatecumenal de la Parroquia Inmaculada, de La Línea de la Concepción. Después de una experiencia de ateísmo y de vivir alejados de la Iglesia y de la fe, esta pareja acudió invitada por unos amigos a unas charlas que se daban en la parroquia. Tras más de 20 años en esta realidad eclesial han descubierto como “el amor de Dios cubre multitud de pecados” (cf. 1 Pe 4,8) y como “poderoso es Dios para cumplir lo prometido” (cf. Rom 4,21).
Después de 20 años viviendo la fe, en el seno de la Iglesia en una comunidad neocatecumenal, han visto como sus vidas se han transformado: un matrimonio reconstruido y la bendición de los hijos, y siguiendo el mandato evangélico que Jesús da a sus apóstoles: “Id al mundo entero y proclamad la Buena Nueva a toda la creación” (cf. Mc 16,15) se ofrecen a la Iglesia para salir como familia en misión.
Estas familias se establecen en zonas descristianizadas a petición de los Obispos como una “implantatio ecclesiae”. Así hablaba el Papa Francisco sobre estas familias que se ofrecen a la evangelización: “Y estoy particularmente contento de que esta misión vuestra se lleve a cabo gracias a familias cristianas que, reunidas en una comunidad, tienen la misión de entregar los signos de la fe que atraen a los hombres hacia la belleza del Evangelio, según las palabras de Cristo: «Amaos como yo os he amado; de este amor conocerán que sois mis discípulos» (cf. Jn 13, 34-35), y «sean todos uno y el mundo creerá» (cf. Jn 17, 21). Les doy las gracias en mi nombre, pero también en nombre de toda la Iglesia por este gesto de ir hacia lo desconocido y también de sufrir. Porque habrá sufrimientos, pero también habrá la alegría de la gloria de Dios, de la gloria que está en la Cruz. Yo me quedo aquí, pero con el corazón voy con ustedes”.
Luis y Ana junto a sus hijos dejan La Línea, su trabajo, su casa y partirán hacia Bastia, al norte de Córcega. Dicen: “vamos llenos de ánimo pero también con miedos: buscar trabajo, el idioma, la adaptación de los hijos… pero confiamos en el Señor que es el que nos ha embarcado en esta aventura”. Y añaden: “Vamos por gratitud porque Dios ha sido muy bueno con nosotros”.
El pasado miércoles, 19 de julio, tuvo lugar el Envío de esta familia, en una Eucaristía en la Parroquia de la Inmaculada, presidida por Don Rafael Zornoza Boy, obispo de la diócesis. En la homilía se dirigió a la familia misionera diciéndoles: “vosotros haciendo la voluntad de Dios os ponéis al servicio de la Iglesia para evangelizar”.
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