Ayer salí al balcón de la Atalaya porque necesitaba respirar la noche...
Me he asomado al balcón de la Atalaya, necesitaba respirar la noche...
He fijado mi mirada en Villaluenga que se muestra como una preciosa imagen de la más bella postal de Navidad en pleno verano.
A lo lejos perros ladrando mientras un gatito blanco merodea por la iluminada y ahora solitaria Ermita de San Gregorio.
Noto el frescor de una noche que entra en la madrugada con la luna iluminando el firmamento siendo cortejada por el eterno Caíllo.
El sábado se ha despedido y ha dado entrada al último domingo de este julio de 2017.
Mi corazón ha acompasado el ritmo para no interferir ante el silencio reinante que embriaga todo.
Si, he salido al balcón de la Atalaya porque necesitaba respirar la noche.
Que descanséis y que Dios y la Santísima Virgen del Rosario nos sigan bendiciendo.
Jesús Rodríguez Arias
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