lunes, 24 de julio de 2017

* CUATRO AÑOS SIN IGNACIO BUSTAMANTE





Cuatro años llevas levantándote cada día allá en la Gloria y y te ensimisma en la mirada de la que ha sido y seguirá siendo la Gracia y Esperanza de tu vida.

¿Qué pensarás cuando pierdes la mirada en los dolorosos ojos de la Madre? ¿Cuántas personas se te vendrán a la mente? Algunas ya están contigo en esa Casa de Hermandad Celestial y otros que todavía caminamos por este valle de lágrimas y de incomprensión pues sabemos nuestra meta pero a veces se nos olvida el camino.

Pepa vive por vuestras hijas y por ti, por tu recuerdo, por tu Amor incondicional. Gracia y Macarena, siempre Esperanza, están haciendo su vida, como es de ley, pero siempre con tu recuerdo eterno pues eres ese asidero fiable donde se agarran en esas noches que parecen eternas.

Tus hermanos viven en ti y en cierta medida por ti. Lo hacen desde el cariño, la entrega, la donación que supone el que cada día se levanten para honrar tu memoria, en perpetuar tu recuerdo, en recordar tu legado.

Memoria, recuerdo y legado que muchos, interesadamente o no, han decidido que hay que olvidar porque Ignacio Bustamante Morejón que tanto hizo en su querida Hermandad del Huerto, en el mundo cofrade así como en esta Bicentenaria Ciudad de San Fernando es mejor silenciarlo no vayan a querer recoger firmas para una distinción, una calle o una placa y eso en esta bendita Isla de nuestros orígenes es harto complicado para las personas que han hecho mucho y bien. Sí, San Fernando en cierta medida desde siempre ha sido muy rácana con los hijos que mucho han hecho. Aquí estamos tan acostumbrados a ver medallas ajenas que somos incapaces de ponérsela a uno de nuestros semejantes.

Hace ya cuatro años de ese fatídico día, de esa jornada en la que empezabas tu “particular” Camino de Santiago junto a unos buenos amigos, personas muy conocidas y queridas en esta Isla de nuestras entrañas. Nunca llegaste a Santiago porque el Apóstol se adelantó para darte, daros, ese eterno abrazo y con él conseguiste esa compostelana que te daba acceso a la misma gloria donde seguro te recibió Jesús, que se había incorporado de rezar en el eterno Huerto, con esa mirada que tu clavabas diariamente en el Sagrario o en el altar del Titular de tu Cofradía en la isleña Iglesia de la Pastora.

Cuatro años es tiempo suficiente para olvidar los que quieran olvidar. En esta tierra la memoria siempre ha sido muy frágil con sus hijos más predilectos que no son todos los que son honrados de forma oficial. Cuatro años es tiempo más que suficiente para se hubiera hecho justicia. Pocos son los que han seguido reivindicando tu memoria como tu legado. Ahí está la Asociación de Jóvenes Cargadores Cofrades que tienen instaurado su histórico Concierto de Marchas Procesionales cuando comienza la Cuaresma con tu nombre y apellidos.

Otros, que también hay que decirlo, se han jactado nombrando tu nombre a micrófono abierto ante respetable auditorio y apoyados en nobles atriles cuando en vida te hicieron la vida imposible. Esos mi querido hermano Ignacio son los oportunistas de cada momento, los que sacan réditos hasta de la memoria de los muertos porque estos no pueden defenderse. Esos mi querido hermano en la eternidad no tienen excusas ni pueden ser dispensados por hacer bueno lo que no puede serlo.

Pero aquí estamos los que estamos, pocos pero unidos, en recordar que cada 24 y 25 de julio partió hacia la Casa de Hermandad Celestial un hombre bueno, un buen cristiano, un buen cofrade, un enamorado de La Isla a la cual veía y comparaba en cualquier lugar que hizo mucho desde una entrega total, altruista, vocacional.

Tú estás por encima de honores y florituras, tu humildad en vida te alejaba de todo ello, tú eras más de abrazo sincero, hondos silencios, plegarias y versos salidos del mismo corazón.

Tú eras más de amigos que se convertían en hermanos por la gracia de Dios que une lo que el hombre no puede separar.

Tú eras más de cuarta fila que de focos, escenarios y solamente te ponías ahí cuando tenías que proclamar a los cuatro vientos la grandeza de Dios, la hermosura de María que fue, ha sido y será siempre GRACIA Y ESPERANZA de tu vida.

Hoy te escribo estas palabras salidas de corazón pues él me dicta las palabras que quiero queden escritas y se proclamen más allá de lo que incluso pensamos para recordar tu memoria y hacer justicia de un hombre bueno, de mi querido hermano en la eternidad Ignacio Bustamante Morejón que continúa ensimismado en la mirada de María, Gracia y Esperanza nuestra, por los siglos de los siglos.

Amén...

Jesús Rodríguez Arias



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