Va de perros, pero es serpiente. Cuenta la prensa que Amazon habrá inventado en diez años un traductor de ladridos de perros. ¿A que no? Eso no es una noticia, sino una "serpiente de verano" para rellenar (enrollándose) las páginas de los periódicos. Cualquiera que haya tenido perro sabe perfectamente que ese traductor es inútil, porque a los perros, ¡tan nobles son!, se les entiende todo.
Pasaría, además, lo mismo que con casi todas las traducciones, excepto las magistrales. Se perdería el matiz. El perro, el pobre, también tiene sus pequeñas sutilezas; y tira de contexto, que viene a ser el rabo feliz y excitado de una comunicación. Esa traducción lo cortaría, contra la legislación vigente, tan proteccionista del rabo. El traductor corre el peligro de caer en la versión literal de los ladridos, en la obviedad y en los falsos amigos, que, tratándose del mejor amigo del hombre, es algo muy triste. Él no lo haría. Igual que existe un Basic English, darían como máximo en un Basic Doggish, que al amante de los canes no serviría de nada. No nos impresionará como para exclamar: "¡Guau!"
¿Cómo es posible, entonces, que la compañía norteamericana invierta tiempo y dinero en desentrañar los ladridos apenas para destriparlos? La política de su país (y de todos) está cada vez más ladradora. Del premio Nobel de Literatura de Winston Churchill hemos pasado a los trumps de Donald Tuit. Y eso es tendencia, porque el pueblo soberano aplaude los mensajes simples y, sobre todo, contundentes; y a los políticos les conviene y les trae cuenta.
Siempre he defendido que, aunque el estilo de Trump no me gusta, quizá hiciese falta ser faltón para faltarle al discurso oficial. Los dobles sentidos y las ironías o no se entienden o no enardecen a nadie, por experiencia lo sé. Contra lo políticamente correcto, funciona mejor la incorrección, y yo lo siento. Encima, tan exagerado como todo imitador, ahora Scaramucci, el director de comunicación de Trump, no ha hecho honor a Scaramouche, y en vez del florete, ha sacado el ventilador del insulto más dóberman que se recuerda por allí (por aquí ya hubo una buena rehala). No debemos descartar que Amazon esté desarrollando su proyecto con ambiciones políticas. ¿Utilizará a los perros como proyecto piloto para terminar sacando un traductor de politiqués contemporáneo? No se llega a multimillonario de chamba, y Jeff Bezzos no da puntada sin hilo.
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