miércoles, 1 de febrero de 2017

LA LEYENDA DEL "SACAMANTECAS" DE GRAZALEMA

Un nuevo miércoles y también un nuevo mes el cual abrimos con este artículo de nuestro recordado y por siempre querido Diego Martínez Salas.

Este toca el tema de "La Leyenda del "Sacamantecas" de Grazalema" y comparte autoría con Luis Ruiz Navarro.

Los miércoles desde hace ya varios meses son de GRAZALEMA y de Diego Martínez Salas pues con uno de sus artículos publicados en "Raíces de Grazalema" se cierra la edición de SED VALIENTES y tengo que decir que es un honor y un auténtico privilegio el colaborar para que la inmensa obra de nuestro querido Diego se mantenga y se siga divulgando.

Sirva, como siempre, este artículo como un homenaje lleno de cariño para la memoria de Diego así como para su viuda, hijos, madre, familia, amigos así como todo el pueblo de Grazalema y los grazalemeños.

Con mi admiración recibid todos un abrazo con sabor a eternidad,

Jesús Rodríguez Arias 

raicesdegrazalema.wordpress.com

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Dos vasos de boticario con inscripción
AXUNG. HOMINIS
de grasa humana. S. XVIII.
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 Luís Ruiz Navarro

Diego Martínez Salas

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-¿Qué niño no fue asustado en su infancia con el relato del “hombre del saco” quien en castigo a nuestras travesuras acudiría, en palabras de nuestros padres, para llevarnos y apartarnos de nuestras familias?

La tradición del hombre del saco o del sacamantecas, infalible para hacernos obedecer en la infancia, no era una pura invención del imaginario popular, sino que obedecía a una siniestra tradición de robos de cadáveres, secuestros y asesinatos cuyo origen hunde sus raíces en la Edad Media.

La grasa humana fue mencionada en las farmacopeas europeas desde el siglo XVI como un componente graso importante para la elaboración de los ungüentos. Johann Agrícola (1496-1570) autor de un importante tratado de farmacia describió la recuperación de la grasa humana y sus aplicaciones.

Junto al interés científico por las aplicaciones de la grasa (las empresas farmacéuticas alemanas llegaron a comercializarla en forma inyectable bajo el nombre de Humanol desde mediados del S. XIX); existió toda una cultura del curanderismo más siniestro que creía que los emplastes de “mantecas” de niños y el consumo de su sangre, regeneraban la vejez y aliviaban los dolores de huesos, muelas, gota, artritis reumatoide, curando la más grave enfermedad de la época: la tuberculosis.

Todo ello generó un marginal mercado negro, que en ocasiones dio lugar a algunos episodios de asesinatos como los cometidos a mediados del S. XIX por Manuel Blanco Romasanta, acusado de extraer la grasa de sus víctimas para venderla en Portugal a una onza de oro por gramo de grasa, o los crímenes de Gador y Málaga ya a comienzos del S.XX cometidos para aliviar la tuberculosis de quienes los encargaron. Los más conocidos y espantosos, dignos de una película de terror, fueron los cometidos en Barcelona por Enriqueta Martí en 1.913.

Ya hemos aludido en alguna ocasión a la singular figura del maestro regeneracionista de Grazalema Cándido Ruiz Ruiz, quien nos ha dejado en sus escritos un vivo retrato de  la transición de Grazalema del siglo XIX al XX, y de otras antiguas tradiciones orales. En uno de estos escritos se describe el descubrimiento de los crímenes de uno de estos “sacamantecas”.

 .

Madre y abogada nuestra

Virgen santa y soberana

consuelo de pecadores

llena de Divina gracia.

 .
.

Dale valor a mi pluma

y fortaleza a mi alma

para que pueda contar

las más feroces hazañas

que ha podido cometer

Una fiera sin entrañas.

 .

La villa de Grazalema

ha presenciado éste drama

y solamente al pensarlo

se conmueven sus montañas.

.

Había en éste pueblo un hombre

chiquito y ancho de espaldas

dicen que fue zapatero

allá por su tierna infancia

pero que de larga fecha

la suela no machacaba.

.

Hace tiempo sin motivo

abandonó su morada

y dejando a la familia

para que comiera gachas.

.

Cuentan que una moza rubia

fue de ésa huida la causa

y que en Jerez le ha dispuesto

comida, asistencia y casa.

.

Un gran negocio de corchos

entre sus cuentas llevaba

más sólo chupó los huesos

otro comió las tajadas.

.

De allí se pasó a Sevilla

donde unos parientes halla

y en un negocio muy sucio

se llenó todo de manchas.

 .

Dicen que los tales primos

han cometido una estafa

y a Gibraltar lo llevaron

para que sirva de tapa.

 .

En Sevilla está de vuelta

después de tamaña falta

y entre Silverio y las niñas

el dinero derrochaba.

.

Viéndose después perdido

al Salvador imploraba

pidiendo le premiase

un billete que jugaba.

 .

Más Dios que todo lo ve

le dijo con justa saña

lárgate de aquí al momento

busca la vida y trabaja.

 .

Quiso seguir el consejo

y a Grazalema se marcha.

Y entre Busilis y el Largo

la vida aquí se pasaba.


El aguardiente no prueba

el vino le causa náuseas

y así juntó unos ochavos

que con codicia los guarda.

  .

PARTE SEGUNDA

.

Tranquilo todo se halla

en nuestro querido pueblo

sin que turbara la calma

el más mínimo suceso.

 .

Mas ya de pronto se oyen

los rumores más diversos

pues van faltando niños

sin darse cuenta de ello.

 .

Las madres muy temerosas

ponen el grito en cielo

ante el temor que le roben

el hijo de sus ensueños.

 .

Las autoridades todas

aumentan también su celo

con el fin de averiguar

tan horroroso misterio.

 .

La guardia civil vigila

poniéndose en movimiento

el Jefe de policía

Y Ramoncillo, el sereno.

.

Después de muchas pesquisas

y registros muy diversos

dan por fin con el lugar

del misterioso suceso

.

En una casa algo oscura

situada en lo más céntrico

penetran un día los guardias

y se quedan patitiesos.

 .

Horrorizados se sienten

cuándo ya estuvieron dentro;

sólamente con pensarlo

se pone de punta el vello.


En un ciprés que allí existe

y en sus ramos verdinegros

están como veinte niños

todos colgados del cuello

muy cerca de una panera

donde dicen duerme el dueño.

 .

Entristecidos contemplan

inmenso montón de huesos





Sigue la causa su curso

hasta el final del proceso

y a garrote lo condenan

para que sirva de ejemplo.

 .

En el atrio de la Aurora

trabajan los carpinteros

y hacen un tablado

para que sucumba el reo.


Varias personas influyen

a fin que no tenga efecto

más no es porque no lo maten

es que les debe dineros.



El poner aquí la lista

es cosa de mucho tiempo

solo debe a sus paisanos

y a los que no son del pueblo.


Unos reclaman por sí

y otros como herederos

allí va con Salazar,

Manuel Ramos el zapatero.



La Cañonera, el Piojo

Y todos los taberneros:

Veguita, Izco, Juan Parra,

Villalobos el banquero

y otro que dio veinte duros

y que se fueron al cielo.


Más la justicia inflexible

no quiso atender sus ruegos

pues en cien años que viva

en pagar no tiene tiempo


Ya le sacan de la cárcel

en un burro caballero

le acompaña Juan del Río

y el nieto de la Barea.


No habiendo nadie que llore

entre los hijos del pueblo.

Ya le suben al tablado

para apretarle el pescuezo

más el dijo dos palabras

y el verdugo cayó muerto.

 .

Todos piden el perdón

con el ánimo sincero

para que sirva el refrán,

que es muy cierto y verdadero,

que los pillos tienen suerte

lo mismo aquí que en Toledo.

 .
joanbarceló
.

Varias dudas nos asaltan tras la lectura de este relato. Si la narración obedeció a un hecho real. ¿Porque no hay rastros del mismo en la “memoria colectiva” de Grazalema? ¿Fue quizás porque fue olvidado por el polvo que sobre su memoria depositó el paso de los años y por el deseo de tapar el recuerdo doloroso de una tragedia de esta naturaleza o porque en el fondo no fue sino una simple fábula de las que se contaban desde antiguo en Grazalema  y que fue puesta en romance por don Cándido Ruiz.

Pero si todo es fabulado… ¿a qué vienen tantos nombres de grazalemeños que son rigurosamente ciertos? Que nosotros sepamos Cándido Ruiz Ruiz era poco dado a fabular en sus relatos que siempre obedecían a hechos que realmente sucedieron.

Además existen algunos hechos que pueden dar cierta credibilidad a la narración como la tradición ampliamente difundida de los secuestros de niños por el “Señor Gabrielito”, con el que guarda similitudes o las tradiciones orales transmitidas en muchas familias de Grazalema sobre la desaparición de algunos de sus niños acaecidas a mediados del S. XIX?

La verdad de lo que pasó nunca la sabremos.

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