martes, 1 de noviembre de 2016

* DESDE VILLALUENGA: LA ESPIRITUALIDAD MARCA A NOVIEMBRE.


Decir noviembre en Villaluenga es decir comienzo de un tiempo más frío que invita a la conversación, a tarde con calor y color de chimenea encendida, a televisión, a paseo tranquilo, a trabajar desde que amanece hasta que el sol es solo un recuerdo.

Noviembre es ver amaneceres únicos cuando el sol dispara sus rayos entre las nubes tornando el cielo con una imposible gama de colores haciendo del puerto de las viñas un lugar único cada despertar o ver como se apaga más allá de la manga.

Noviembre es también un mes para la "Oración y Recuerdo" donde los familiares visitan a sus familiares fallecidos y les ponen ese ramo de flores lleno de vivencias y emociones.

Hoy he estado en el Cementerio de Villaluenga.

Debo reconocer que nunca he sido de mucho visitar ningún camposanto pero el de nuestro bendito pueblo tiene algo que lo hace diferente, que hace que me sienta en paz. Será porque se pierde la vista por el Caíllo que pienso que la eternidad empieza tras las paredes de la antigua Iglesia del Salvador.

Muchos vecinos rezando delante de sus tumbas como Isabel que rezaba el Rosario mientras perdía la mirada en la de su hermano Diego fallecido hace muy poco o Ana María que hacía lo mismo con la de su madre Catalina.

Allí también estaba Beli con la de sus padres y familiares mientras Carmelo me enseñaba ese detalle que estaba en el nicho de ese vecino tan querido mientras me comentaba como le iba a su hijo Sergio o a Jesús.

Allí recé por todos los payoyos eternos así como por el alma de esos que ya nadie les reza.

Hoy en Villaluenga los recuerdos se hacían oración y también espiritualidad que así es como ha llamado mi querido y buen amigo Antonio Benítez Román a su última obra pictórica y que es una maravilla el poderla contemplar de lejos a cerca para que no se te escape ningún detalle.

Hoy de la mano de Antonio he podido desentrañar las entrañas de este precioso y monumental lienzo en el que aparece nuestro viejo cementerio desde la perspectiva creativa de su autor.

Sí, es "Espiritualidad" un nombre como anillo al dedo porque admirándolo con detenimiento, gozando cada instante, trasladándote a ese mundo de las personas tocada por Dios para las artes, puedes ver e incluso tocar esa espiritualidad que el lienzo transmite.

Cuando he contemplado esta pintura de mi siempre admirado Antonio Benítez he podido percibir todos los sentimientos que había vivido unos minutos antes entre las paredes de nuestro cementerio pues tanto en este lienzo como entre los muros de la Iglesia de "El Salvador" se siente y respira "ESPIRITUALIDAD".

Y noviembre empieza con la Santa Misa por la Festividad de la Solemnidad de Todos los Santos en nuestra Iglesia de San Miguel Arcángel. Mañana cuando se conmemora a los Fieles Difuntos también se celebrará una Eucaristía a las cinco y media de la tarde para posteriormente rezar un responso en el Cementerio que es el núcleo central donde tantos vecinos como hijos de aquí que han venido y vienen a visitar a los suyos en medio de la oración, el recuerdos y la espiritualidad.

 A lo largo de este mes quiero escribir sobre mis impresiones y lo que he sentido ante el lienzo salido de las manos y pinceles de mi querido Antonio Benítez Román pues ha sido tanto que merece artículo aparte.

Sí, es  noviembre un mes que invita al recuerdo, a la oración por medio de la espiritualidad y también la puerta a unos meses en los cuales nuestro bendito pueblo rebosará vida, alegría, visitantes a pesar del frío, la previsible lluvia y el adelanto de la noche cada tarde porque Villaluenga del Rosario es un lugar único que merece la pena conocer y vivir.

Jesús Rodríguez Arias






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