jueves, 2 de junio de 2016

ESTE NUEVO SACERDOTE ES CIEGO Y TIENE UN DON MUY ESPECIAL


DENVER, 01 Jun. 16 / 06:07 pm (ACI).- James Dennis quedó ciego de niño, se alejó un tiempo de la fe pero pudo escuchar el llamado de Dios, esta semana fue ordenado sacerdote en Kentucky y asegura que gracias a su ceguera puede mirar el alma de las personas.
El ahora P. James recibió el orden en una Misa presidida por el Obispo de Owensboro, Mons. William Medley el pasado 28 de mayo en la Catedral de St. Stephen de Kentucky.
Dennis nació en 1986, creció en una granja y perdió la visión en su niñez.. Fue educado en la fe católica pero se alejó de ella en la adolescencia. Cuando estudiaba negocios en la universidad, comenzó a asistir a Misa en la capilla del campus. Se acercó más a Dios, se confirmó y descubrió su llamado a la vida sacerdotal.
Ingresó al seminario de St. Meinrad en el año 2009 y se convirtió en el primer seminarista ciego de esta institución. Dennis contó al diario The Western Kentucky Catholic que como parte de su formación visitaba hospitales, donde “le daba a la gente reflexiones a partir de la Liturgia de las Horas”.
También atendió a los migrantes que acudían a la parroquia Blessed Mother donde sirvió el año pasado. “Yo soy parte de las minorías y entiendo lo que se siente serlo”, comentó.
“Yo no juzgo en base a las apariencias porque no puedo ver. Lo primero que pienso es en la persona y miro su alma. Jesús se acercó a todo el mundo, no sólo a la ‘gente normal’”, expresó.
El joven manifestó que “el amor de la gente de Dios y de nuestra diócesis me mantiene motivado. La única cosa que quiero haces es llevar a Jesús a su pueblo y el consuelo que Él me ha dado”.
A Dennis le gusta viajar en tren y lo hace con frecuencia, ya que cuando quedó ciego era el único modo de transportarse en la granja. Siendo un seminarista, se encontraba con gente que se le acercaba a conversar en este medio de transporte.
“Algunos se habían alejado de la Iglesia y se sentían cómodos al conversar con un extraño. Otros iban de vez en cuando a Misa y sólo querían hablar. Es una oportunidad de evangelizar”, comentó.
Para Dennis no ha sido fácil lidiar con su ceguera en el seminario, pero también le ha traído momentos divertidos. Cuando estaba en segundo año, se encargaba de seleccionar en las tardes las vestiduras que los sacerdotes utilizarían en Misa. Al ser ciego no tenía que prender la luz y “así ayudaba a reducir el costo de la factura de electricidad”.
En una ocasión, mientras trabajaba a oscuras, escuchó que la puerta se abrió, dijo: “¿hola?” y escuchó el grito de susto de un monje.

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