domingo, 26 de junio de 2016

TODO ES POSIBLE; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ

Diario de Cádiz


SU PROPIO AFÁN

Todo es posible

ENRIQUE / GARCÍA-MÁIQUEZ | ACTUALIZADO 26.06.2016 - 01:00
MI abuela tenía muy contadas coqueterías, y muy fundadas. Había sido muy guapa y nos quedan, en efecto, testimonios fotográficos, pictóricos y periodísticos. No era, pues, una hermosura juvenil sobrevenida en el recuerdo. Su otra coquetería era la agitada vida política a la que había asistido: había vivido una monarquía, una primera guerra mundial en lontananza, una dictablanda, una república, una guerra civil, el caos de un Madrid revolucionario, una dictadura, otra guerra mundial, una tecnocracia, una restauración, una transición y una democracia. Mi alma aventurera oía sus memorias con asombro. Qué tiempos fascinantes. 

Mi generación ha vivido un periodo muy largo de paz, estabilidad política y prosperidad económica, pero desde la crisis del 2007 todo empezó a sacudirse. Estaremos sobradamente preparados, como dicen, pero no para las arenas movedizas. Nos hemos acostumbrado a la solidez y a un consenso ideológico de dimensiones cósmicas. La derecha y la izquierda fueron acercando posturas y, desde hace decenios, apenas ha habido diferencias políticas, económicas, ideológicas o morales entre ellas. Pongamos ejemplos: nadie discutía el Estado de las Autonomías ni la socialdemocracia ni la integración europea ni la legalización subvencionada del aborto ni el sufragio como fuente de la verdad. Las discusiones partidistas se limitaban a unos matices diminutos, aunque algunos los hacían dos mundos por pura afición a la rivalidad. 

Esto ha cambiado e irá a más. El ámbito de discusión se ha abierto como un melón y se discute el sistema en su conjunto. Podemos lo hace aquí como en muchos países de Europa los populismos de derechas o Donald Trump en USA. Y el Brexit, de forma brutal, ha puesto sobre la mesa la duda sobre la Unión Europea. La incertidumbre ahora se extiende al futuro de Escocia, que ayer no más saldría de Europa si se independizaba y que hoy mismo puede independizarse para quedarse en Europa. Y todo así. A ver quién es el guapo que dice ahora que el Estado de las Autonomías es irreversible. Vivimos en tiempos reversibles. 


Mi abuela no se sabía la literalidad de la maldición china: "Ojalá vivas tiempos interesantes", pero nos transmitía la idea a la perfección. Clamaba por la tranquilidad de los tiempos, por la estabilidad y hasta por el aburrimiento. Me temo que nosotros a nuestros nietos también vamos a poder contarles bastantes turbulencias históricas.

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