Mi querida Isla de León, tan defensora a ultranza de sus tradiciones, por un día se olvida de ellas para "disfrutar" de una celebración que tiene su origen a miles de kilómetros de distancia y que se regodea de la muerte en el peor de los sentidos.
El Rosario de Antorchas de San José, que nunca olvidemos es el Patrón de la Buena Muerte además de San Fernando, se había convertido en una tradición en la noche del 31 de octubre y que este año de 2015 no volverá a verse por el Barrio de la Iglesia Mayor para mayor y gloria del maldito parné: ¡"Su satánica majestad!
Buen domingo, feliz semana y un fraternal abrazo,
Jesús Rodríguez Arias
“SU SATÁNICA MAJESTAD”
Antes que nada debo decir que apoyo
públicamente la decisión tomada por la Hermandad de San José de San Fernando,
corporación que rinde culto al Patrón de esta bendita Isla tan cristiana de
siempre y tan pagana últimamente, de suspender el tradicional rosario de
antorchas que celebraba en la noche del 31 de octubre que es el día anterior a
la Festividad de Todos los Santos.
Es verdad, después de lo vivido el
pasado año cuando este devoto y penitencial rosario se encontró de bruces con
los estertores de una fiesta no solo impostada, no solo que no corresponde a
nuestra propia cultura e historia sino que además es totalmente inventada,
había que tomar una determinación y esta ha sido la de no celebrar este acto de
piedad popular y trasladarlo a fechas cercanas a la Función del Voto del Patrón
de La Isla de León.
Ya tienen el terreno abierto los que
promueven, apoyan y fijan una de las fiestas más lejana no solo en su origen
sino en la propia tradición pues aquí en España
siempre hemos celebrado la Fiesta de Todos los Santos para al día
siguiente celebrar, rememorar y orar por la memoria de nuestros difuntos. Esa
misma que rezaba en esta bicentenaria ciudad hace tan solo cinco años en la que
su logotipo decía expresamente una verdad como un templo: “Cuando España fue
una Isla”.
Pues nada en esta Isla que junto a
Cádiz hace 205 años fue España en la noche-madrugada del 31 de octubre al 1 de
noviembre pierde la memoria, deja aparcada sus devociones, sus tradiciones para
celebrar el manido y hortera halloween con la excusa de generar riqueza, que la
“gente” se divierta mientras sus
promotores alegres y contentos ganan dinero a costa de una burda burla
de la muerte, de los difuntos en una fiesta ciertamente desagradable en fondo y
forma.
Esa precisa noche-madrugada San
Fernando es conocida por celebrar la fiesta de los muertos vivientes, de
orígenes demoníacos, donde todo se inundará de tumbas y lúgubres cementerios,
algunos zombies pululando por las calles con ojos perdidos e inyectados en
sangre, cadáveres arrastrando el paso con el cuerpo medio descompuesto,
diablillos de diverso pelaje gritando y provocando la risa complaciente por
medio del horror y todo para mayor veneración de “su satánica majestad” que el
año pasado recorrió Real en medio de un ambiente festivo lleno de jolgorio por
parte de un pueblo que no sabía en verdad quien representaba el que iba
presidiendo la carroza.
Ya en el pasado FITUR San Fernando
“vendió” halloween como una de sus fiestas “típicas” y desde entonces ha
quedado marcada en el calendario festivo de la ciudad. La excusa el dinero que
se genera en una sola noche que se vive en ambiente de fúnebre alegría a pesar
de lo que es en verdad el origen de todo lo que en la noche del 31 de octubre
se pone en marcha.
Gritos, cierto desenfreno,
comentarios burdos y todo rodeado de imágenes en los que se resaltan la
decrepitud, la muerte, la monstruosidad, la falta de respeto a los difuntos que
lo único que quieren es descansar en paz. Ese ambiente es el que se encontró la
Hermandad de San José el pasado año y lo que ha hecho que con la anuencia de
toda la jerarquía eclesial se suspenda el rosario del Patrón de San Fernando y
de la Buena Muerte trasladándolo más adelante.
Dos visiones de un mismo hecho: San
José es Buena Muerte, descanso eterno, paz, sosiego y puerta de entrada a la
Vida Eterna y “su satánica majestad” es horripilante muerte, cuerpos
putrefactos, olor a azufre, llamas infernales donde lo burdo, lo ordinario, lo
soez, lo mezquino sustituye a la elegancia, la belleza, la excelencia, la
bondad.
Pues sí, San José permanecerá ese
día en las apacibles paredes de su Templo mientras en las calles se celebrará
la fiesta de la muerte, de los sin almas, del horror, del miedo, de su
“satánica majestad” y todo por el asqueroso y vil metal aunque ahora a eso se
llama “generar riqueza”.
Soy de los que prefiere la vida,
honrar a los muertos y no cachondearme con ellos por lo cual en esa
noche-madrugada estaré muy lejos en cuerpo y pensamiento. Advierto, para tranquilidad
de algunos, que este es mi primer y único artículo que trata de este asunto
porque allá cada cual con su conciencia.
Mi apoyo, comprensión y oraciones a
la Hermandad de San José, sus hermanos y devotos junto a un fraternal abrazo.
Jesús
Rodríguez Arias
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