Cuando tu
mirada se detuvo en ese momento y lugar a cientos de kilómetros de cada uno de
nosotros pude percibir cómo pasó el tiempo, toda una vida, por delante de tus
ojos. Ese fue el momento donde en una
milésima de segundos ponías fin a gran parte de tu existir para comenzar una
nueva singladura donde habrán nuevas marejadas, nuevas alegrías, nuevas
preocupaciones, nuevos amaneceres y donde también disfrutarás de la mar en
calma en ese imponente navío que conformáis Lucía y tu junto a vuestros hijos,
nietos, hermanos y amigos que a modo de honrosa tripulación estaremos siempre
prestos para lo que lo que mande este
comandante curtido en tantos mares como tiene la vida.
Sí, el
pasado miércoles 1 de julio, mes veraniego por excelencia, mi querido y admirado
Vicente Pablo Ortells ponía punto y aparte a su vida profesional como marino
cuando el Coronel de Infantería de Marina, Ilmo. Sr, D. Joaquín Tomás González
Fernández cogía su relevo tras tomar posesión como nuevo Subdelegado de Defensa
en Cádiz en el noble edificio que alberga esta dependencia militar en pleno
Paseo de Carlos III teniendo como vecina de enfrente a la mar que es la eterna
enamorada de todos los marinos.
Años y años
sirviendo a España por medio de la Armada. Años y años de vivir cada segundo
que tiene el día a plena dedicación donde la Familia ocupa un lugar
predominante en la vida de todo marino, de todo militar, porque sabe y lo
siente en sus propias carnes que es ese “colchón” donde te puedes recostar cada
vez que llegas a casa maltrecho de un día especialmente duro y en tantos años
de servicio habrá habido más de los que podemos ni siquiera pensar.
Decía
Monseñor Munilla en la homilía que le ofreció a dos queridos amigos en la
renovación de sus promesas matrimoniales que cuando una persona se embarca,
nunca mejor dicho, en mil cosas asumiendo cada vez más responsabilidades es muy
importante el apoyo incondicional del respectivo conyuge así como de la Familia
en general pues se convierte en un pilar básico para la vida de aquél.
Cuando tras
tomar posesión D. Joaquín Tomás ofreciste un breve, profundo y sentido discurso
y llegaste a esa parte que seguro habías ensayado tantas veces para intentar
“dominar” la emoción, le diste las gracias públicamente a tu mujer Lucía por
todo una vida, hiciste que a todos, sin excepción, se nos pusiera los vellos de
punta y un nudo de emoción no nos dejara ni respirar aunque también afloraron
las lágrimas emocionadas de las que nos dan ejemplo a diario de que una lágrima
también es una forma muy convincente de comunicarnos: Nuestras mujeres.
Seguro que
pasaste horas y horas ensayando como frenar la emoción y todo lo que
significaba para ti, para Lucía, para vuestros hijos y Familia esos párrafos
que abarcaban, como dice el bolero, toda la vida aunque como has comprobado por
mucho que uno piense y haga esfuerzos sobrehumanos en contener los sentimientos
estos van por libre porque van unidos a la propia vida y estos, mi querido
Vicente, Dios ha querido que vayan a su libre albedrío.
Fue un acto
sobrio donde nada se escapa al detalle el que pudimos vivir en primera persona
el pasado miércoles donde no faltaron altas representaciones, autoridades y
dignidades como son Javier de Torre, Subdelegado del Gobierno en Cádiz, Fernando Lepiani, Agustín Núñez, Miguel Ángel
Vizcaya, Felicidad Rodríguez, Juan Antonio Girón, Aurelio Romero, José Manuel
Vera, Lola Palomino, Alfonso Candón, el Coronel de la Guardia Civil, D. Jesús
Núñez así como el Comisario Provincial del Cuerpo Nacional de Policía además de
otras significativas personalidades de todos los ámbitos sociales de
Cádiz.
Por parte
del Ayuntamiento estuvo representado por el concejal del equipo de gobierno
Adrián Martínez de Pinillos, de ilustres apellidos gaditano, que rompió todos
los esquemas del protocolo al asistir con camisa blanca y pantalón vaquero. El
cual se le veía su bisoñez en política y en estos actos porque se le notaba
ausente y circunspecto.
En el patio
estaban formados la mayoría de los militares que prestan servicio en el
Subdelegación incluyendo a los reservistas como es el caso de mi buen amigo
José Ramón Cue Cereceda. En ese mismo espacio siguió el acto mi querido y buen
amigo Jaime Rocha, Capitán de Navío en la reserva y aunque vestido de traje de
chaqueta se le veía en sus ojos el amor a España y la Armada. También siguieron
el acto todo el personal civil de los cuales muchos se encontraban muy
emocionados.
Las
causalidades de Dios, como bien solía decir el Padre Loring, hizo que nos
uniéramos en este recinto para asistir, presenciar y vivir este solemne y
entrañable acto varias Damas y Caballeros Hospitalarios siendo la Institución
representada quien es en sí una verdadera institución entre los Caballeros
Hospitalarios: Mi querido y buen hermano del que aprendo con solo observarlo,
D. Antonio Martín-Arroyo. Los demás estábamos allí invitados de forma personal,
como es nuestro caso, o representando a otras dignas instituciones: María
Antonia Romero, Fernando Coimbra, Felicidad Rodríguez, Jaime Rocha, Hetepheres
y yo que pudimos conservar este momento en una instantánea que sacó Fernando
Coimbra.
También
asistió la más alta representación militar de Estados Unidos en la Base Naval
de Rota con el que mi mujer estuvo departiendo así como el coronel del CEFOT
Fernando Caballero.
Tras
juramentar el cargo de Subdelegado de Defensa en Cádiz por parte del Ilmo. Sr.
D. Joaquín Tomás González Fernández tomó la palabra el Capitán de Navío y quien
ha ocupado tan dignamente dicho cargo durante los últimos seis años, Ilmo. Sr.
D. Vicente Ortells que ofreció un extraordinario discurso donde exponía dentro
del limitado marco que tienen las palabras sus más hondos sentimientos como
servidor de España y como marino teniendo palabras de agradecimiento para todos
en un discurso que puede entrar en los sagrados cánones de la elegancia, el
saber estar, el de ser un auténtico caballero porque Vicente representa tan
altos y dignos valores.
Después vino
el discurso del nuevo Subdelegado de Defensa en Cádiz en el cual redundó en la
idea de seguir sirviendo a España donde también hubo guiños de gratitud hacia
las personas que siempre lo han acompañado en su travesía profesional.
Por último
hizo uso de la palabra el Coronel, Ilmo. Sr. D. Pedro Miguel Serrano, Delegado
de Defensa en Andalucía el cual daba la bienvenida al nuevo Subdelegado en
Cádiz y le abría las puertas de lo que suponía en toda su complejidad su ámbito
de actuación.
Pero si me
tengo que quedar con algo es con las palabras dedicadas a mi querido y buen
amigo Vicente Pablo Ortells que abarcó gran parte de su discurso. Pocas veces
se ha enarbolado la bandera de la gratitud por una vida dedicada a servir a
España por medio de la Armada y del Ministerio de Defensa con tanta emoción y
sinceridad.
En una
sociedad acostumbrada a recibir un “gracias por los servicios prestados” cuando
abandonas tu vida profesional el escuchar lo que tuvimos el honor de hacer el
pasado miércoles nos confirmó algo que ya conocíamos: Que Vicente Pablo Ortells
es la excelencia personificada.
El Coronel
Serrano calificó su gestión en los años que ha servido como Subdelegado de
Defensa en Cádiz de extraordinarios, de excelentes, haciendo mención expresa
que el Capitán de Navío Ortells no seguía en el cargo por imperativo legal pues
había cumplido los seis años máximos que se contemplan para dicho cargo porque
si no seguiría en el mismo porque todos estaban contentos con él desde la
jerarquía militar, la oficialidad, los subordinados a los que en estos años,
tantos como los que lleva como marino, ha tenido a su cargo así como todas y
cada una de las instituciones civiles y eclesiásticas porque Vicente Ortells ha
ofrecido su vida a servir a todos que es una forma de servir a España y a Dios
en el que cree.
Si las
palabras emocionadas dedicadas por Vicente a Lucía nos pusieron a todos las
lágrimas en los ojos os puedo asegurar que el reconocimiento público del
Coronel Serrano hizo que la emoción volviera a intensificarse.
Todo terminó
con la correspondiente sesión de fotos y con un multitudinario desayuno
dispuesto para los invitados donde una representación de la Real Asamblea
Española de Capitanes de Yate formada por María Antonia Romero y Fernando
Coimbra le entregaron al nuevo Subdelegado de Defensa así como al Capitán de
Navío Ortells una metopa como muestra de distinción en un acto íntimo que para
mí no pasó desapercibido.
Fue el del
miércoles 1 de julio un acto preparado al detalle, mimado con esmero, donde
hubo que hacer verdaderos milagros para mantener a raya las lágrimas y la
emoción. Fue un momento único y muy
especial que llevaremos en los más profundo del corazón porque no todos los días
se puede compartir lo que supone toda la vida de una personas, de una Familia a
la que queremos de verdad.
Cuando una
persona se va dejando una huella tan profunda de admiración, respeto, cariño se
crea en los corazones de tantos una sensación de oquedad, de vacío, porque esa
persona ya no está entre nosotros aunque se mantenga con nosotros.
Eso es lo
que has cultivado, sigues haciéndolo a diario, toda tu vida mi querido Vicente
porque has sabido imprimir humanidad y espíritu cristiano en todos los lugares
en los cuales has servido dotándolos de la calidez que da la cercanía a sitios
y cargos que se presumen “sin alma”.
Todo eso ha
sucedido porque eres hombre de bien, un señor de los pies a la cabeza donde la
elegancia, la excelencia, la exquisitez, la formación, la prudencia, el saber
hablar y también escuchar, la avidez en aprender porque cuanto más cultos más
libres, el saber mirar y observar, el ser agradecido como gesto de bien nacido,
el ser desprendido, altruista, generoso, entregado, servicial, humano te hace
ser, como diría mi buen amigo y sacerdote, José Antonio Medina Pellegrini, un
auténtico caballero cristiano.
Tu figura
llena de hidalguía y nobleza se mantendrán a través del tiempo pues eres ejemplo
de lo que se debe hacer y cómo se debe
ser.
Y cómo bien
dijiste en tu discurso de despedida gran parte de “culpa” de que hayas podido
dedicarte en cuerpo, alma y mente a tu profesión que es tu auténtica vocación
ha sido con la ayuda de la que es la mujer de tu vida: Lucía Gutiérrez
Cotarelo. Ella en muchas ocasiones ha sido padre y madre, ha llevado la casa y
también el hogar que son conceptos totalmente diferentes, ella ha sido tu punto
de referencia, tu descanso, tu paz, tu alegría y la que ha alejado de ti las
preocupaciones y las tristezas. Lucía ha sido y es tu vida como lo es la Armada
Española y España.
Nos
conocimos no sé cuando pero desde ese momento se estableció una conexión
especial entre las dos matrimonios que conformamos y desde ese día aprendemos
de vosotros a diario. ¡Gracias por todo ello!
Hubo un
momento muy especial que duró un instante que me fijé en tu mirada totalmente
abstraída, perdida en esos recuerdos que son solo tuyos, y vi como en tus ojos
perdidos en no sé cual horizonte como en ese preciso momento estaba pasando delante
de ti toda una vida.
Ahora
empieza otro capítulo de la misma que la vivirás con la intensidad y la
vocación que te es tan característica y ahora, después de algún tiempo, podrás
venir a mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario para conocer sus cosas,
sus casas y sus gentes, para comprobar en persona como sol amanece por el
puerto de las viñas con una mezcolanza de colores imposibles para el ser humano
y se esconde cada tarde tras el Caíllo.
¡Te espero
mi querido amigo! ¡Os esperamos!
Recibe un fraternal
abrazo con mi cariño, respeto y admiración,
Jesús
Rodríguez Arias
Fotos: Fernando Coimbra y Jesús Rodríguez Arias
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