viernes, 3 de julio de 2015

* A VICENTE PABLO ORTELLS POLO: CON MI CARIÑO, RESPETO Y PROFUNDA ADMIRACIÓN




Cuando tu mirada se detuvo en ese momento y lugar a cientos de kilómetros de cada uno de nosotros pude percibir cómo pasó el tiempo, toda una vida, por delante de tus ojos.  Ese fue el momento donde en una milésima de segundos ponías fin a gran parte de tu existir para comenzar una nueva singladura donde habrán nuevas marejadas, nuevas alegrías, nuevas preocupaciones, nuevos amaneceres y donde también disfrutarás de la mar en calma en ese imponente navío que conformáis Lucía y tu junto a vuestros hijos, nietos, hermanos y amigos que a modo de honrosa tripulación estaremos siempre prestos  para lo que lo que mande este comandante curtido en tantos mares como tiene la vida.


Sí, el pasado miércoles 1 de julio, mes veraniego por excelencia, mi querido y admirado Vicente Pablo Ortells ponía punto y aparte a su vida profesional como marino cuando el Coronel de Infantería de Marina, Ilmo. Sr, D. Joaquín Tomás González Fernández cogía su relevo tras tomar posesión como nuevo Subdelegado de Defensa en Cádiz en el noble edificio que alberga esta dependencia militar en pleno Paseo de Carlos III teniendo como vecina de enfrente a la mar que es la eterna enamorada de todos los marinos.

Años y años sirviendo a España por medio de la Armada. Años y años de vivir cada segundo que tiene el día a plena dedicación donde la Familia ocupa un lugar predominante en la vida de todo marino, de todo militar, porque sabe y lo siente en sus propias carnes que es ese “colchón” donde te puedes recostar cada vez que llegas a casa maltrecho de un día especialmente duro y en tantos años de servicio habrá habido más de los que podemos ni siquiera pensar.

Decía Monseñor Munilla en la homilía que le ofreció a dos queridos amigos en la renovación de sus promesas matrimoniales que cuando una persona se embarca, nunca mejor dicho, en mil cosas asumiendo cada vez más responsabilidades es muy importante el apoyo incondicional del respectivo conyuge así como de la Familia en general pues se convierte en un pilar básico para la vida de aquél.


Cuando tras tomar posesión D. Joaquín Tomás ofreciste un breve, profundo y sentido discurso y llegaste a esa parte que seguro habías ensayado tantas veces para intentar “dominar” la emoción, le diste las gracias públicamente a tu mujer Lucía por todo una vida, hiciste que a todos, sin excepción, se nos pusiera los vellos de punta y un nudo de emoción no nos dejara ni respirar aunque también afloraron las lágrimas emocionadas de las que nos dan ejemplo a diario de que una lágrima también es una forma muy convincente de comunicarnos: Nuestras mujeres.

Seguro que pasaste horas y horas ensayando como frenar la emoción y todo lo que significaba para ti, para Lucía, para vuestros hijos y Familia esos párrafos que abarcaban, como dice el bolero, toda la vida aunque como has comprobado por mucho que uno piense y haga esfuerzos sobrehumanos en contener los sentimientos estos van por libre porque van unidos a la propia vida y estos, mi querido Vicente, Dios ha querido que vayan a su libre albedrío.

Fue un acto sobrio donde nada se escapa al detalle el que pudimos vivir en primera persona el pasado miércoles donde no faltaron altas representaciones, autoridades y dignidades como son Javier de Torre, Subdelegado del Gobierno en Cádiz,  Fernando Lepiani, Agustín Núñez, Miguel Ángel Vizcaya, Felicidad Rodríguez, Juan Antonio Girón, Aurelio Romero, José Manuel Vera, Lola Palomino, Alfonso Candón, el Coronel de la Guardia Civil, D. Jesús Núñez así como el Comisario Provincial del Cuerpo Nacional de Policía además de otras significativas personalidades de todos los ámbitos sociales de Cádiz. 

Por parte del Ayuntamiento estuvo representado por el concejal del equipo de gobierno Adrián Martínez de Pinillos, de ilustres apellidos gaditano, que rompió todos los esquemas del protocolo al asistir con camisa blanca y pantalón vaquero. El cual se le veía su bisoñez en política y en estos actos porque se le notaba ausente y circunspecto.


En el patio estaban formados la mayoría de los militares que prestan servicio en el Subdelegación incluyendo a los reservistas como es el caso de mi buen amigo José Ramón Cue Cereceda. En ese mismo espacio siguió el acto mi querido y buen amigo Jaime Rocha, Capitán de Navío en la reserva y aunque vestido de traje de chaqueta se le veía en sus ojos el amor a España y la Armada. También siguieron el acto todo el personal civil de los cuales muchos se encontraban muy emocionados.

Las causalidades de Dios, como bien solía decir el Padre Loring, hizo que nos uniéramos en este recinto para asistir, presenciar y vivir este solemne y entrañable acto varias Damas y Caballeros Hospitalarios siendo la Institución representada quien es en sí una verdadera institución entre los Caballeros Hospitalarios: Mi querido y buen hermano del que aprendo con solo observarlo, D. Antonio Martín-Arroyo. Los demás estábamos allí invitados de forma personal, como es nuestro caso, o representando a otras dignas instituciones: María Antonia Romero, Fernando Coimbra, Felicidad Rodríguez, Jaime Rocha, Hetepheres y yo que pudimos conservar este momento en una instantánea que sacó Fernando Coimbra.

También asistió la más alta representación militar de Estados Unidos en la Base Naval de Rota con el que mi mujer estuvo departiendo así como el coronel del CEFOT Fernando Caballero.

Tras juramentar el cargo de Subdelegado de Defensa en Cádiz por parte del Ilmo. Sr. D. Joaquín Tomás González Fernández tomó la palabra el Capitán de Navío y quien ha ocupado tan dignamente dicho cargo durante los últimos seis años, Ilmo. Sr. D. Vicente Ortells que ofreció un extraordinario discurso donde exponía dentro del limitado marco que tienen las palabras sus más hondos sentimientos como servidor de España y como marino teniendo palabras de agradecimiento para todos en un discurso que puede entrar en los sagrados cánones de la elegancia, el saber estar, el de ser un auténtico caballero porque Vicente representa tan altos y dignos valores.


Después vino el discurso del nuevo Subdelegado de Defensa en Cádiz en el cual redundó en la idea de seguir sirviendo a España donde también hubo guiños de gratitud hacia las personas que siempre lo han acompañado en su travesía profesional.

Por último hizo uso de la palabra el Coronel, Ilmo. Sr. D. Pedro Miguel Serrano, Delegado de Defensa en Andalucía el cual daba la bienvenida al nuevo Subdelegado en Cádiz y le abría las puertas de lo que suponía en toda su complejidad su ámbito de actuación.

Pero si me tengo que quedar con algo es con las palabras dedicadas a mi querido y buen amigo Vicente Pablo Ortells que abarcó gran parte de su discurso. Pocas veces se ha enarbolado la bandera de la gratitud por una vida dedicada a servir a España por medio de la Armada y del Ministerio de Defensa con tanta emoción y sinceridad.

En una sociedad acostumbrada a recibir un “gracias por los servicios prestados” cuando abandonas tu vida profesional el escuchar lo que tuvimos el honor de hacer el pasado miércoles nos confirmó algo que ya conocíamos: Que Vicente Pablo Ortells es la excelencia personificada.


El Coronel Serrano calificó su gestión en los años que ha servido como Subdelegado de Defensa en Cádiz de extraordinarios, de excelentes, haciendo mención expresa que el Capitán de Navío Ortells no seguía en el cargo por imperativo legal pues había cumplido los seis años máximos que se contemplan para dicho cargo porque si no seguiría en el mismo porque todos estaban contentos con él desde la jerarquía militar, la oficialidad, los subordinados a los que en estos años, tantos como los que lleva como marino, ha tenido a su cargo así como todas y cada una de las instituciones civiles y eclesiásticas porque Vicente Ortells ha ofrecido su vida a servir a todos que es una forma de servir a España y a Dios en el que cree.

Si las palabras emocionadas dedicadas por Vicente a Lucía nos pusieron a todos las lágrimas en los ojos os puedo asegurar que el reconocimiento público del Coronel Serrano hizo que la emoción volviera a intensificarse.

Todo terminó con la correspondiente sesión de fotos y con un multitudinario desayuno dispuesto para los invitados donde una representación de la Real Asamblea Española de Capitanes de Yate formada por María Antonia Romero y Fernando Coimbra le entregaron al nuevo Subdelegado de Defensa así como al Capitán de Navío Ortells una metopa como muestra de distinción en un acto íntimo que para mí no pasó desapercibido.

Fue el del miércoles 1 de julio un acto preparado al detalle, mimado con esmero, donde hubo que hacer verdaderos milagros para mantener a raya las lágrimas y la emoción. Fue  un momento único y muy especial que llevaremos en los más profundo del corazón porque no todos los días se puede compartir lo que supone toda la vida de una personas, de una Familia a la que queremos de verdad.


Cuando una persona se va dejando una huella tan profunda de admiración, respeto, cariño se crea en los corazones de tantos una sensación de oquedad, de vacío, porque esa persona ya no está entre nosotros aunque se mantenga con nosotros.

Eso es lo que has cultivado, sigues haciéndolo a diario, toda tu vida mi querido Vicente porque has sabido imprimir humanidad y espíritu cristiano en todos los lugares en los cuales has servido dotándolos de la calidez que da la cercanía a sitios y cargos que se presumen “sin alma”.

Todo eso ha sucedido porque eres hombre de bien, un señor de los pies a la cabeza donde la elegancia, la excelencia, la exquisitez, la formación, la prudencia, el saber hablar y también escuchar, la avidez en aprender porque cuanto más cultos más libres, el saber mirar y observar, el ser agradecido como gesto de bien nacido, el ser desprendido, altruista, generoso, entregado, servicial, humano te hace ser, como diría mi buen amigo y sacerdote, José Antonio Medina Pellegrini, un auténtico caballero cristiano.

Tu figura llena de hidalguía y nobleza se mantendrán a través del tiempo pues eres ejemplo de lo que se debe hacer  y cómo se debe ser.


Y cómo bien dijiste en tu discurso de despedida gran parte de “culpa” de que hayas podido dedicarte en cuerpo, alma y mente a tu profesión que es tu auténtica vocación ha sido con la ayuda de la que es la mujer de tu vida: Lucía Gutiérrez Cotarelo. Ella en muchas ocasiones ha sido padre y madre, ha llevado la casa y también el hogar que son conceptos totalmente diferentes, ella ha sido tu punto de referencia, tu descanso, tu paz, tu alegría y la que ha alejado de ti las preocupaciones y las tristezas. Lucía ha sido y es tu vida como lo es la Armada Española y España.

Nos conocimos no sé cuando pero desde ese momento se estableció una conexión especial entre las dos matrimonios que conformamos y desde ese día aprendemos de vosotros a diario. ¡Gracias por todo ello!

Hubo un momento muy especial que duró un instante que me fijé en tu mirada totalmente abstraída, perdida en esos recuerdos que son solo tuyos, y vi como en tus ojos perdidos en no sé cual horizonte como en ese preciso momento estaba pasando delante de ti toda una vida.

Ahora empieza otro capítulo de la misma que la vivirás con la intensidad y la vocación que te es tan característica y ahora, después de algún tiempo, podrás venir a mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario para conocer sus cosas, sus casas y sus gentes, para comprobar en persona como sol amanece por el puerto de las viñas con una mezcolanza de colores imposibles para el ser humano y se esconde cada tarde tras el Caíllo.

¡Te espero mi querido amigo! ¡Os esperamos!

Recibe un fraternal abrazo con mi cariño, respeto y admiración,

Jesús Rodríguez Arias
















Fotos: Fernando Coimbra y Jesús Rodríguez Arias


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