Monseñor Martín Abad, capellán de la Iglesia del Monasterio de la Encarnación
«Si es verdad, que mi marido tenga trabajo» y otros milagros de San Pantaleón
Este lunes, 27 de julio, se celebra la fiesta de San Pantaleón en el Real Monasterio de la Encarnación. Monseñor Carlos Osoro presidirá la celebración en la que concelebrará el capellán del Monasterio, monseñor Joaquín Martín Abad que habla de los milagros que a día de hoy sigue realizando el santo
La Iglesia del Real Monasterio de la Encarnación celebra el próximo lunes, 27 de julio, la festividad de san Pantaleón. Ese día, como cada año, una ampolla con la sangre del santo aparece en estado líquido, mientras que normalmente permanece en estado sólido.
La Iglesia abrirá sus puertas este domingo, 26 de julio, a los numerosos fieles que acuden a venerar las reliquias del mártir estos días. Y el lunes a las 19:00 horas se celebrará una Misa solemne, presidida por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, y concelebrada por el capellán del Monasterio, monseñor Joaquín Martín Abad, junto a otros sacerdotes.
¿Cómo acoge la ciudad de Madrid esta fiesta tan importante para la capital?
Como ya es una tradición muy larga, acuden a la Iglesia del Real Monasterio de la Encarnación cada año, en día y medio, entre 7.000 y 10.000 personas. No solo de Madrid, sino también de distintas regiones de España y de algunas naciones del extranjero. Vienen a pedir favores, pero nos impresiona más que vengan a dar gracias por los favores recibidos anteriormente. Hace poco, una señora contaba cómo un día que vino a la fiesta le retó al santo: «Si es verdad, concédeme que mi marido tenga trabajo». Y lo obtuvo inmediatamente. Un joven ha venido a solicitar la intención de la Misa en acción de gracias por la operación de la que favorablemente ha salido su padre. Y, así, podríamos relatar muchos más casos…
¿Se ha convertido, por tanto, el 27 de julio en una fecha clave para esta Iglesia que peregrina en Madrid?
En realidad, quienes acuden a la Iglesia para venerar la reliquia del santo hacen una peregrinación. Muchos, incluso, a pie. Y en la peregrinación se incluye recibir el sacramento de la Penitencia, así como participar después en la Eucaristía. La sangre de los mártires nos remite siempre a Jesucristo y, en este caso, las reliquias de San Pantaleón nos reenvían al Cuerpo y a la Sangre de Cristo, que celebramos y recibimos en la Eucaristía.
Dieciséis años como capellán, custodiando las reliquias de San Pantaleón… ¿qué es lo más especial que ha vivido durante todo este tiempo?
Llevo desde 1999 aquí, pero son muchos los capellanes que han pasado por este Monasterio desde 1616. El año que viene celebramos los 400 años cabales desde el 2 de julio, cuando vinieron la Sierva de Dios, Mariana de San José, y las primeras monjas hasta ahora. Lo más especial que vivimos aquí es la atención a la comunidad de Monjas Agustinas Recoletas, con la iglesia abierta en su culto a todos los fieles, y la dedicación de las monjas de clausura, en oración y trabajo, penitencia y dedicación de toda su vida al servicio de la Iglesia y la salvación de todo el mundo.
En estos momentos, por determinadas circunstancias, los cristianos estamos viviendo un tiempo convulso y la fe necesita, más que nunca, ser vivida con autenticidad, ¿cómo puede ayudarnos la figura de san Pantaleón?
En la fidelidad y en la caridad. San Pantaleón, después de su conversión y su bautismo, dedicó su vida como médico a ejercer la medicina gratis, con tal caridad y de tal forma que le pusieron de apodo anárgiros, el sin plata. Y también en la fidelidad. Cuando fue acusado, también por envidia de sus colegas y padeció un tormento tras otro, permaneció fiel a Jesucristo hasta el final. Su intercesión nos ayuda a ser más caritativos y más fieles.
Por tanto, podemos decir, un año más, ¿que siguen existiendo los milagros?
El fenómeno de la licuefacción de la sangre de san Pantaleón no está definido como milagro por la Iglesia, aunque sucede y no se encuentra explicación científica. Durante el año, el contenido de la ampolla permanece en estado sólido, como en Ravello (Italia), de donde procede esta porción de sangre, y el 27 de julio de cada año es cuando está en estado líquido después de un proceso muy lento de cambio de color –de parduzco y opaco a rojizo y trasparente–, y de aumento de volumen, de estar con el menisco de la superficie en forma cóncava a horizontal e, incluso, un poco convexa. No ha habido año alguno en que no se haya licuado por su fiesta, así que no es verdad esa leyenda urbana que algunos creen que va a haber catástrofes si no se licúa, porque hay constancia, año tras año, en los siglos que aquí lleva la reliquia, de su licuefacción puntual todos los años.
¿Y qué significa que vaya el arzobispo de Madrid a celebrar este día con toda la comunidad?
Monseñor Carlos Osoro mostró su voluntad de acudir, inmediatamente que se le informó, como está haciendo en todas las parroquias, iglesias e instituciones que se le invita o que él mismo toma la iniciativa. Como es el primer año que está en la archidiócesis, acude a la fiesta –yo creo– que por el santo, por las monjas y por los fieles que acuden a la Iglesia. Es una alegría muy grande tener al obispo y pastor en esta ocasión porque con él podemos mostrar nuestra eclesialidad diocesana y en él nuestra eclesialidad universal, con el Papa Francisco y con toda la Iglesia.
Aquellos que no hayan ido nunca a visitar el Monasterio y que no conozcan esta festividad litúrgica, ¿qué van a encontrarse allí y por qué les recomienda no perdérselo?
Se van a encontrar con un templo de los más bellos de Madrid, con la posibilidad de venerar la reliquia de un hueso de santo (se da a venerar cada media hora) y contemplar directamente la reliquia de la Sangre, que se pone junto al altar en un expositor que envía la imagen por medio de una cámara de lapicero y la transparencia que ofrece una lámpara de luz fría a dos televisores para que se vea la ampolla en tamaño ampliado.
Se van a encontrar, también, con la posibilidad de reconciliarse en el sacramento de la Penitencia y de participar en la Eucaristía el domingo 26, a las 19:00 y a las 20:30 horas. Y también el lunes 27, la fiesta del Santo Mártir, a las 8:00 horas, a las 10:00 horas y a las 12:00 horas, así como a las 19:00 horas y a las 20:30 horas. El arzobispo celebrará la Misa del 27 a las 19:00 horas.
Carlos González
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