WASHINGTON D.C., 28 Jul. 15 / 08:18 pm (ACI).- Durante su homilía en la Misacelebrada en reconocimiento de los migrantes, el Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, afirmó que estas personas son un signo de fe y esperanza, instó a las autoridades y a la población en general a abrirles sus corazones, y alentó a seguir orando por una “reforma migratoria justa, efectiva e inmediata”.
Mons. Gómez recordó que los inmigrantes han estado presentes desde el inicio de la historia de Estados Unidos, una nación que se formó a partir de muchos pueblos y nacionalidades. Además, señala que hay un espíritu inmigrante en este país. “El espíritu inmigrante es también el espíritu de laIglesia católica universal, que es un pueblo peregrino, la familia de Dios proveniente de todos los países y de todos los confines de la tierra”, indicó.
“Ustedes son un signo de fe y de esperanza, un signo de la fe de la Iglesia, de la esperanza de Estados Unidos”, puntualizó el Prelado.
Para contraponer esta idea del inmigrante, el Arzobispo de Los Ángeles reflexionó sobre las palabras del profeta Jeremías y cómo estas se remiten a su situación actual. “¡Ay de los pastores, dice el Señor… Ustedes han dispersado a mis ovejas y las han ahuyentado. No han cuidado de ellas”.
“Mis queridos hermanos y hermanas, creo que a veces todos nos sentimos un poco como el profeta, y quisiéramos decir: ‘¡Ay de estos pastores!’”, expresó el Prelado.
Mons. Gómez abordó el caso de los inmigrantes deportados “por millones durante los últimos diez años”. “Han sido alejados, enviados de regreso a lugares en los que tienen que enfrentarse con la violencia y en donde no hay futuro”, señaló.
Sin embargo, indica que también hay muchos “buenos pastores” y buenos líderes que se preocupan por las necesidades de los demás y por el bien de la sociedad.
El Arzobispo aseguró a los “que están atrapados por el terrible sistema de inmigración” que Dios nunca los abandonará y que “les designará un pastor para ellos”.
“Estas son palabras de consuelo, son palabras verdaderas. No tenemos que temer, hermanos y hermanas míos. No hemos de temblar. Cada uno de nosotros es precioso para Dios. El no permitirá que ninguno de nosotros se pierda”, manifestó.
“El corazón de Jesús está lleno de amor, de misericordia y de compasión. Y su ejemplo nos debe mover a salir de nuestro camino para mejorar la vida de los demás. Significa estar dispuesto a acompañar a los demás en sus sufrimientos. Significa vernos a nosotros mismos en los demás, percibir nuestra humanidad común, nuestra dignidad compartida”, indicó.
Mons. Gómez recordó que “tenemos dignidad porque somos hijos de Dios, hijos muy amados de Dios. Él nos dice a cada uno de nosotros: ‘Yo conozco tu nombre. Yo te creé por amor. Para que seas mi hijo, mi hija. Ésta es tu dignidad. Éste es tu destino’”.
“Para esto es para lo que estamos trabajando: para lograr un mundo en el que cada vida sea valorada, en el que cada vida tenga sentido y dignidad”, afirmó.
Para concluir, Mons. Gómez recordó las palabras del Papa Francisco en Paraguay sobre la acogida de la Iglesia, similar a la de una madre con un corazón abierto, sobre todo con quienes enfrentan mayores dificultades.
“La Iglesia, como Jesús lo desea, es el hogar de la hospitalidad…Y acoge a las diferentes culturas, con las que nuestra tierra ha sido tan ricamente bendecida”, afirmó.
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