La Universidad San Dámaso organiza un diálogo entre una feminista y una teóloga católica
Una feminista de igualdad y una profesora de Teología del cuerpo: la Universidad San Dámaso las ha reunido en el curso Fe en Cristo y búsqueda de lo humano en el siglo XXI, dentro de los Cursos de verano de la Universidad Complutense
Un diálogo sobre la mujer entre dos exponentes del humanismo laico y del humanismo cristiano: la profesora Amelia Valcárcel, una de las máximas exponentes del feminismo de la igualdad, y la profesora Tracey Rowland, del Instituto Juan Pablo II de Melbourne. Ambas tuvieron, en el curso Fe en Cristo y búsqueda de lo humano en el siglo XXI, organizado por la Universidad San Dámaso dentro de los Cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial.
Para la profesora Valcárcel, «dentro de la especulación del feminismo, es difícil encontrar reflexiones sobre en qué consiste ser una mujer, o en qué consiste ser un varón. Sin embargo, el patriarcado siempre ha definido lo femenino de muchas formas, como una innata debilidad, incluida la debilidad de mente. Ya Marx decía que la primera obligación de la mujer es agradar… Sin embargo, el feminismo dice: Yo no sé quien soy, pero eso que dicen que soy no me gusta. Por eso, todas las ontologías de lo femenino hay que tomarlas con distancia».
Dentro de esas definiciones de lo femenino, la aportación del cristianismo habría que asumirla con cautela, según Valcárcel: «Esa idea de que existe una esencia femenina… ¡Yo conozco a un montón de mujeres que no la tienen!», ironizó. «Hay quien dice que la feminidad es entrega –continuó–, pero ¿cuántas mujeres egoístas conocen? ¡Les puedo presentar a algunas conocidas para desmentirlo!»
Tener hijos: ¿sólo?
Para Tracey Rowland, sin embargo, la clave está en la fundamentación de los mismos derechos de las mujeres, antes que en averiguar cuál es la esencia específicamente femenina: «Los conflictos no se pueden eliminar si no hay un acuerdo básico acerca de los problemas antropológicos o los asuntos metafísicos. La biología es importante; la contribución de la mujer a la hora de concebir y tener hijos es algo con un gran valor social, pero no se puede decir que lo único que una mujer puede aportar es tener hijos, o decir que ésta es la única razón por la que la mujer fue creada». Por eso, en las últimas décadas, «hemos vivido una tensión entre dos posturas: los que dicen que todo es biológico, y los que dicen que todo es cultural. Debemos trascender todo esto, y hablar de ello sin que derive en una confrontación. Hasta que no reconozcamos que la dignidad humana se asienta en una base trascendente, no tendremos dignidad humana en absoluto», ni siquiera para la mujer.
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
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