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Lectura del Profeta Jeremías 23, 1-6
¡Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño! –oráculo del Señor–. Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel: A los pastores que pastorean a mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré cuentas, por la maldad de vuestras acciones –oráculo del Señor–.Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países a donde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen: ya no temerán ni se espantarán y ninguna se perderá –oráculo del Señor–.
Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: «El Señor nuestra justicia.»
Sal. 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 R: El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta:En verdes praderas me hace recostar.
Me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Me guía por sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
Tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 2, 13-18
Hermanos: Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos, Judíos y Gentiles, una sola cosa, derribando con su cuerpo el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear, en él, un solo hombre nuevo.Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz; paz a vosotros los de lejos, paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo:–Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco. Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Andaban como ovejas sin pastor
En los domingos anteriores, 14º y 15º, se ha ido leyendo el capítulo sexto del Evangelio según san Marcos, el cual está enmarcado dentro del bloque que narra la actividad de Jesús en Galilea. Los versículos de la lectura de hoy (30-34) sirven como introducción al relato de la primera multiplicación de los panes realizada por Jesús, en esta ocasión, en favor de los judíos, más específicamente, en beneficio de su pueblo.
Esta introducción inicia con la referencia al resultado de la misión de los Doce (vv. 6b-13) y termina aludiendo a la actitud de Jesús ante la multitud que se le aglomera. Tanto la actividad del maestro como la de los discípulos es una actividad pastoral. El texto indica que la auténtica motivación de Jesús, y la que debe tener todo discípulo suyo para servir al Pueblo de Dios, es la compasión.
Fr. Octavio Sánchez O.P.
Convento de S. Esteban (Salamanca) Enviar comentario al autor
Esta introducción inicia con la referencia al resultado de la misión de los Doce (vv. 6b-13) y termina aludiendo a la actitud de Jesús ante la multitud que se le aglomera. Tanto la actividad del maestro como la de los discípulos es una actividad pastoral. El texto indica que la auténtica motivación de Jesús, y la que debe tener todo discípulo suyo para servir al Pueblo de Dios, es la compasión.
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