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jueves, 23 de julio de 2015
EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER
EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: «El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante porque sin mí no podéis hacer nada.» (Evangelio del día). El Señor nos quiere expresar que en Él, todo trabajo que hagamos dará abundante fruto. Me viene a la reflexión cuando, ante cualquier trabajo, sobre todo evangélico, no damos fruto y comenzamos a buscar la razón –y la justificación– sobre la falta de frutos. Que si la convocatoria no ha sido buena, que si la respuesta no ha sido buena, que si las gentes no les interesa lo que se le propone, que si vivimos en un mundo muy descreído. En fin, justificaciones, muchas y buenas, y que, en buena parte, se tiene razón, pero poco se nos pasa por la cabeza si lo hemos hecho "EN CRISTO", porque alguna mijilla de orgullo, vanidad, prepotencia, protagonismo.... puede haber. Es verdad que los frutos hay que trabajarlos, pero una cosa es trabajarlos "en Cristo" y otra trabajarlos "en mí". San Ignacio decía: “Trabaja como si todo dependiera de ti sabiendo que todo depende de Dios.” Por lo tanto, ante la falta de frutos, autocrítica con mesura, porque también "el Patas" nos puede tentar, pero reconociendo lo que de pecado pudiera haber. San Pablo nos da una clave para abandonarnos en Dios: «me amó y se entregó a sí mismo por mí». Por ello, ante cualquier labor, sobretodo evangélica, manos a la obra, pero en la confianza y abandono en Dios, sólo así daremos buenos frutos, lo demás pueden ser "fuegos artificiales", mucho ruido, mucha fachada y poco contenido. Santa María, ruega por nosotros.
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