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martes, 21 de julio de 2015
EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER
EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» (Evangelio del día). Jesús lanza esta pregunta a sus discípulos sabiendo que respuesta les va a dar. Y nos la lanza también a nosotros, no porque sepamos la respuesta, sino porque tenemos que responder de forma personal, sincera y sin evasivas. Es evidente que Jesús no hace un desprecio de su madre y de sus hermanos "de sangre", sino que nos plantea como debe ser nuestra relación con los "hermanos que uno elige", los hermanos de comunidad. La voluntad de Dios tiene que estar por encima de todo y de todos. Y, en esta relación fraterna, el tema ya no esta en que si el otro hace la voluntad de Dios, sino si la hago yo (en cuanto que yo soy hermano del otro). Pero aquí no termina el tema sino que mi deber de "hermano" es facilitar que el otro descubra la voluntad de Dios y la cumpla y, en esto, podemos tener mas "simpatía" por unos que por otros, con lo cuál nos "alejamos" del deseo de Dios: "Que todos sean uno". No es fácil decir quiénes son "mi madre y mis hermanos" porque eso implica limarme muchas asperezas y morir a muchos deseos. Y del tema de la corrección fraterna, ni te hablo. No se trata de pertenecer a una comunidad porque queda "muy estético y decorativo" sino porque allí "dejo la piel", allí "me desnudo", allí le estoy diciendo a Dios que se haga su voluntad. Y me da la impresión que algunos tienen "sordera espiritual crónica". Pues que Dios nos ayude, ¡y los hermanos nos ayuden!, a ir descubriendo y formando el deseo del Señor para mi vida. Santa María, Madre entregada y fiel, ruega por nosotros.!Posdata: esto también es aplicable a la familia natural.
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