lunes, 22 de junio de 2015

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN. «No juzguéis y no os juzgarán». (Evangelio del día). Es muy propio del hombre emitir juicios sobre los demás en las conversaciones que tenemos; salen con una facilidad espantosa. En algunos casos tendremos razón porque no se puede negar lo evidente, en otro, creemos saber más que nadie, imponemos nuestro criterio y "metemos la pata" y, en otros, desconocemos las razones por lo que los demás actúan y que no nos parece bien porque nosotros no queremos "pasar por el aro". En cualquier caso los juicios se suelen hacer sin datos fidedignos y lo único que provocamos es una "mancha" en el otro. Para evitar esto no se trata de reprimirte sino de "frenar" tu lengua y valorar si lo que vas a decir es constructivo o ayuda al otro. Otro tema aparte es la corrección fraterna, pero aquí entra en juego la capacidad de amar y ser amado y la discreción y que, en el fondo es "juzgar con amor". Lo que si es evidente, y motivado por nuestras deficiencias, limitaciones y pecados,  es que nos tenemos que corregir y ser corregidos si queremos hacer el Reino de Dios, si queremos hacer Comunidad, si queremos vivir en comunión. En la primera Lectura hay una clave digna de tener en cuenta: «Bendeciré a los que te bendigan». Por ello, no se trata de enjuiciar, sino de bendecir. Santa María del Buen Consejo, ruega por nosotros.

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