Hassaké – Las bandas armadas yihadistas del Estado Islámico han irrumpido en la aldea cristiana de Tel Hormuz, saqueando la iglesia y obligando a los habitantes a quitar la cruz del edificio sagrado. Esto lo ha confirmado a la Agencia Fides Jacques Behnan Hindo, arzobispo siro-católico de Hassaké-Nisibis. “El viernes pasado”, dice el Arzobispo, “dos grupos de militantes armados del Estado Islámico bajaron de las montañas, donde están acampados y entraron en el pueblo, donde aún viven unas pocas docenas de familias cristianas. Los yihadistas se llevaron objetos de valor de la iglesia, y advirtieron a los cristianos para que eliminen u oculten las cruces”.
El episodio se suma a la serie de ataques e intimidaciones que sufren los pueblos cristianos ubicados en la región atravesada por el río Khabur. “En esa zona” refiere a la Agencia Fides el Arzobispo Hindo “había más de 30 aldeas cristianas, fundadas en los años treinta del siglo pasado, que habían acogido especialmente a los cristianos asirios y caldeos del norte de Iraq, que buscaban salvarse de las masacres perpetradas en aquel entonces por el ejército iraquí. Eran pueblos prósperos, cada uno habitado por miles de personas, con iglesias y comunidades muy activas, que también tenían escuelas e iniciativas sociales. Pero desde el inicio de la guerra casi todos han quedado vacíos y algunos de ellos ahora parecen pueblos fantasmas. En uno de ellos queda un solo cristiano. En otros, los habitantes se reducen a unas pocas docenas. En Tel Hormuz todavía queda una de las comunidades asirias más consistente. Pero ahora allí tampoco superan las trescientas personas, cuando un tiempo eran más de cuatro mil. Los demás han huido al extranjero. Y muchos de ellos nunca regresarán”. .
El episodio se suma a la serie de ataques e intimidaciones que sufren los pueblos cristianos ubicados en la región atravesada por el río Khabur. “En esa zona” refiere a la Agencia Fides el Arzobispo Hindo “había más de 30 aldeas cristianas, fundadas en los años treinta del siglo pasado, que habían acogido especialmente a los cristianos asirios y caldeos del norte de Iraq, que buscaban salvarse de las masacres perpetradas en aquel entonces por el ejército iraquí. Eran pueblos prósperos, cada uno habitado por miles de personas, con iglesias y comunidades muy activas, que también tenían escuelas e iniciativas sociales. Pero desde el inicio de la guerra casi todos han quedado vacíos y algunos de ellos ahora parecen pueblos fantasmas. En uno de ellos queda un solo cristiano. En otros, los habitantes se reducen a unas pocas docenas. En Tel Hormuz todavía queda una de las comunidades asirias más consistente. Pero ahora allí tampoco superan las trescientas personas, cuando un tiempo eran más de cuatro mil. Los demás han huido al extranjero. Y muchos de ellos nunca regresarán”. .
No hay comentarios:
Publicar un comentario